Por Emilio Rodríguez Pupo
Justo al frente de la pionera del Níquel en Cuba, en la plaza René Ramos Latour y en los predios de un espacio que sirvió de comedor a generaciones de obreros de aquella industria, saltaron las canciones de Silvio Rodríguez y romancearon los acordes del piano tocado por Frank Fernández.
Los aires de la bahía llenaban los pulmones y detrás las chimeneas vacías, la nostalgia acelerando el corazón y las canciones amadas del hombre que dice estar en una expedición interminable y presentó su actuación número 57 por los barrios cubanos.
Silvio y Frank, las donaciones de libros a una escuela primaria, la voz agradecida de Víctor Casaus, el cineasta y director del centro Pablo de la Torriente…los tarareos y las fotos por doquier, intentando dejar el recuerdo para siempre.
Así fue esta noche de gracia en Nicaro, muy cerca de los altos hornos que un día pusieron a prueba los vapores de los hombres del níquel y hoy también escucharon la música de Silvio.
(Tomado de visionesdecuba.com)
