Por: Lisset Isabel Ricardo
Si espinoso resulta a las rivales enfrentar sus potentes ataques o saques, difícil es adentrarse en el mundo de esta jugadora que desde hace dos años, cuando solo tenía 12 de edad, se codea con otras de mayor experiencia.
Melissa Vargas Abreu no es esquiva, al contrario, es dócil y hasta resulta simpática cuando demuestra que prefiere escuchar que hablar sobre su corto pero impresionante paso por un deporte que nunca había visto ni en la televisión.
“El profesor de educación física Gilberto Aponte me habló del voleibol y se lo comenté a mis padres”, explicó, y así, poco a poco y durante varios encuentros, pudimos conocer la historia de esta niña fruto del trabajo en la base y los Juegos Escolares Nacionales, que están por cumplir 50 años.
Apenas cursaba el tercer grado en la escuela Eduardo García Delgado de la ciudad de Cienfuegos. De acuerdo con su papá Antonio, mamá Oristela la tomó de la mano y se fue al área deportiva del propio centro estudiantil.
“A veces jugaba pelota con mis amiguitas, pero en mi casa eso no gustaba y un día mi papá me fue a buscar. Recuerdo que no me conocía porque estaba de catcher y tenía puesta la careta, y hasta ahí llegó mi juego”, comentó casi apenada.
Con Gilberto enseñándole pacientemente se inició la historia de esta sureña devenida revelación tras impresionar por su talla y conocimientos técnicos en copas pioneriles y otras lides, y llegar a la EIDE donde continuó su adiestramiento bajo la pupila de Rogelio Goitisolo.
Ya en sus primeros Juegos Escolares, en el 2011, ese especialista en captar atletas de perspectivas que responde al nombre de Celestino Suárez alertó sobre sus aptitudes.
No por gusto antes de la siguiente edición de la importante justa resultó incluida en el grupo de juveniles conformado para un tope amistoso en Perú.
Juan Carlos Cruz, entonces entrenador de esa categoría y actualmente de mayores, relató que fue Eugenio George, en aquel momento presidente de la Federación Cubana, quien indicó la presencia de la cienfueguera.
“Me preocupé porque ya estábamos en medio de los trámites y no vive en la capital, pero el profe me lo reiteró: “Cuando la veas entenderás la decisión”, y al observar su saque saltando y la buena técnica en el ataque me sorprendió, además de que ya venía con una disciplina de trabajo perspectivo”, precisó.
Presentaba deficiencias en defensa y bloqueo, pero Cruz reconoce que en el área de donde surgió no tienen las condiciones para desarrollar eficazmente todos los elementos, un problema común en los principiantes.
La chiquilla vivió una bonita experiencia. Todas la trataron muy bien, pero viajar le impresionó. «Me puse nerviosa, nunca había subido a un avión, pero luego me sentí más tranquila», confesó en su conversación con JIT.
Un mes después volvió al país sudamericano con el propio elenco sub-20 y ocuparon el tercer lugar en la Copa Vea. Cayeron ante la selección nacional de Venezuela y la juvenil de casa, pero sumaron dos triunfos sobre Puerto Rico y concluyeron con un extenso tope llegado a 10 ciudades.
Todo ello contribuyó a que fuera pilar en la victoria de Cienfuegos en sus segundos Juegos Escolares en ese mismo 2012: lideró ataque y recibo, a las máximas anotadoras y fue elegida la Jugadora Más Valiosa.
Debutó internacionalmente de manera oficial contra trinitarias y locales en Nicaragua, durante el NORCECA juvenil. “Estaba contenta, comencé de banco y llegué a salir de regular, pero también triste porque no pudimos clasificar para el mundial de esa categoría”, reveló.
Igual le sucedió en la Copa Panamericana de La Habana, ya en el 2013, donde perdieron la última oportunidad de alcanzar el boleto, aunque fue la más destacada al saque. “Tuvimos problemas en la estabilidad del pase y las puertorriqueñas nos arrebataron el sueño”.
Con solo 13 años y ante la necesidad de apuntalar la selección de lujo, afectada por bajas llegadas por diferentes razones, Melissa asistió al torneo de China, la Copa Boris Yeltsin de Rusia, donde la nominaron la revelación, el Grand Prix y el NORCECA de Nebraska, Estados Unidos, escenario en que se distinguió por su ataque.
“Concluí la temporada en el mundial sub-23 años, en Mexicali, pero quedé insatisfecha porque no jugué como hubiera querido y podía”, reconoció.
La presente la inició tributando a la victoria de su escuadra en el Premundial de La Habana, válida para asegurar presencia en la cita de Italia en septiembre próximo. Fue la opuesta y atacadora número uno y la Jugadora Más Valiosa.
Desde mañana tendrá acciones en la Copa Panamericana, clasificatoria para el Gran Prix 2015, y entre julio y agosto asistirá a la más próxima edición de ese certamen.
“Hay otros compromisos, pero el fundamental del año son los Juegos Centroamericanos y del Caribe de Veracruz, y quiero aportar mucho a mi equipo, y para eso entrenamos fuerte.”
Aunque recibe su visita una vez por mes Melissa extraña a sus padres, pero le gusta mucho el voleibol y sabe que el equipo es su lugar al tiempo que cursa el noveno grado.
Por su corta edad la jugadora de 1,86 metros está sometida a un tratamiento especial para no afectar su desarrollo. La fuerza, por ejemplo, la cumple en tres sesiones semanales como las demás, pero con un diseño encaminado a cuidar sus rodillas.
Igual los entrenadores le insisten en que no basta con sacar y atacar, dos elementos determinantes en el juego actual que ella domina al punto de convertirse en líder. También debe conceder importancia al bloqueo, la defensa y el apoyo, y ante todo jugar en colectivo.
Ella disfruta con animados y películas, quisiera tener más tiempo para la computación y habituarse a leer, y se empeña en interiorizar esos y otros consejos que le trasmiten Cruz, Wilfredo Robinson, Tomy Fernández y Juan Carlos Gala, porque desea hacer realidad su más preciado sueño.
“Quiero llegar a unos Juegos Olímpicos, y ojalá sean los de Río de Janeiro en el 2016, ser tan grande como las Morenas del Caribe y ayudar a mi equipo a subir muchos podios.”
(Tomado de JIT)