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El secreto de sus vidas

Capitán Daysi Gómez Sánchez 1

Capitán Daysi Gómez Sánchez, Jefa de la Sección de Menores en la Habana del Este.

Por: Manuel Alejandro Reyes y Arianna Rivero Duncan

Ellas lucen su belleza cuando usan el uniforme. La condición de ser mujeres las distingue entre todas las maravillas del mundo. Pero el secreto de tanta pasión no es la perfección en la figura femenina sino en algo más imperecedero: su incondicionalidad a la hora de ser madres y cumplir con el deber.

Reto convertido en victoria

Luego de dieciocho años como pedagoga, la hoy Capitán Daysi Gómez Sánchez no pensó jamás convertirse en Jefa de la Sección de Menores en la Habana del Este. Con un esposo militar, dos hijos mayores y una niña de meses, ya son diez años de servicio en un trabajo que requiere de una vocación extraordinaria para poder transformar la conducta de los seres humanos.

“Una vez, tuve un caso que me tocó el alma. En el municipio Diez de Octubre, una niña no contaba con el apoyo de la familia, motivo por el cual se rehusaba a asistir a la escuela, ensimismada en la más dura agonía de su situación.

Después de una sistemática labor educativa en la Escuela de Formación Integral “José Martí”, donde recibió por parte del colectivo ese amor que le faltaba, logramos modificar por completo su conducta. Lo más importante fue conseguir que su familia la aceptara.

Cada segundo domingo de mayo me felicita por teléfono y no deja de expresar su agradecimiento a la maestra Daysi. Su caso fue un reto y a la vez una victoria.”

Daysi trasmite en cada acción esa forma de influir en los demás que la convierte en una educadora por excelencia, ya sea como miembro del MININT o Presidenta del CDR en su barrio. Eso sin descuidar la constante superación profesional y la dedicación que amerita la formación de sus seres más queridos.

“A pesar de mi ardua labor, siento que he estado muy cerca de mis hijos. La más pequeña me espera siempre despierta para conversar conmigo, mientras mi niña mayor estudia Ingeniería Informática en el Instituto Superior del Ministerio del Interior “Eliseo Reyes”. Según dice, su porvenir es en la vida militar y eso me llena de dicha.”

Sub_Teniente_Mayelín_Turro_Columbié

En busca de un sueño

“Siempre quise ser patrullera. Desde la Academia me gustaba manejar y ser chofer. Elegí este oficio por convicción.” Nos comenta la 1er Suboficial Lesyanis Álvarez, quien actualmente se desempeña como Agente del Orden Público de la Unidad Provincial de Patrullas, mientras recuerda uno de los momentos más difíciles de su vida. De aquella fecha han pasado dos años.

“Cuando vine para La Habana, dejé a mi hijo con mi familia, y realmente fue muy difícil. Pero hoy, cuando mi niño me ve llegar a casa en completo uniforme, dice con palabras dulces que está orgulloso de su mamá policía”.

Tal vez, con un simple razonamiento no entendamos el por qué de la decisión y la distancia, pero Lesyanis nos confía que para ella pertenecer a la Unidad Provincial de Patrullas es un alto estímulo profesional.

“Servir al pueblo es una de las cosas más hermosas, sobre todo cuando un ciudadano se te acerca y te agradece el salvarle la vida o simplemente al esclarecer un delito, del cual ha resultado víctima.”

Una mujer de fuego

El trabajo de prevención es uno de los más importantes dentro de las misiones del Cuerpo de Bomberos. La Capitán Lourdes Vázquez es experta en la materia. Graduada de Técnico Medio en Protección Contra Incendios, durante quince años se ha desempeñado como Inspectora de Control Estatal. En la actualidad ostenta la condición de ser una de las mejores de su especialidad de la zona Este de La Habana. Sus compañeros la califican como una mujer de fuego.

“Mi encargo es importante porque a partir de la prevención logramos que ocurran la menor cantidad de incendios, mediante la identificación de violaciones que pueden generar mayores consecuencias en las entidades y centros donde actuamos.

Esta tarea abarca además, los círculos de interés, donde se preparan a los niños y estos a su vez, instruyen a la familia. Disímiles alumnos que formaron parte de estos espacios, se han incorporado a la Escuela Nacional de Bomberos, y hoy se desempeñan como profesionales de este batallón”.

Pero, ¿cómo ser un ejemplo de perseverancia y llevar al unísono todos los quehaceres?

“Siempre trato de llevar ambas responsabilidades, claro, con la ayuda de mi esposo. Tengo presente que mi hija de 12 años requiere de atención, y por eso, busco la manera de involucrarme en sus cosas, la aconsejo y nunca olvido decirle que la quiero mucho.

Los fines de semana, cuando vengo a trabajar, ella viene conmigo y pasamos tiempo juntas. Ser madre no me exime de mis misiones, al contrario, me da fuerza para ser cada día mejor.”

La proeza de salvar un corazón

Hay mujeres que por sus virtudes y la constancia con que han enfrentado los avatares de la vida, establecen una impronta que las distingue como únicas.

Así descubrimos a la Sub Teniente Mayelín Turro Columbié, Segunda Jefa de Vía Rápida, quien anda en su moto 078 como ciclista de grandes hazañas.

Graduada con honores en la Academia de Policía “Mártires de Tarará”, Mayelin recibió uno de los regalos más grandes cuando le permitieron entrar a la Sección Motorizada de la Dirección Nacional de Tránsito, pues desde siempre admiró a los agentes del orden que se dedican a esta profesión.

En la actualidad, cumple su servicio en Quinta Avenida, una de las vías más importantes de la capital. Para quien tiene el placer de conocerla, ya sea como conductor, peatón o amigo, su cortesía la engrandece y la identifica.

“La jornada en esta área es muy ardua. A veces son las diez de la noche y aún no he terminado.”

Con un colectivo unido que confía en ella y la respeta, Mayelín encuentra motivos para sobreponerse ante las dificultades.

“Cuando inicié en la Policía Nacional Revolucionaria mi niño tenía 9 años. Yo pienso que si no cuidamos a nuestros hijos estamos perdidas. Por eso siempre busqué la manera de combinar mi encargo social con la educación y el cuidado de mi pequeño. Realmente no me fue tan difícil porque supe darle amor a las dos cosas que más quiero en este mundo: mi hijo y mi trabajo”.

A simple vista parece una mujer de carácter fuerte, pero cuando te narra su historia, te das cuenta de la grandeza que existe en su interior, sobre todo cuando refiere algunos momentos difíciles durante el cumplimiento de su deber.

“Una vez, se realizaba una operación a corazón abierto a una persona que se encontraba en el Hospital Ameijeiras, cuando se nos encomienda a una compañera y a mí, asegurar un traslado de órganos desde el Aeropuerto Nacional “José Martí” hacia donde se efectuaba la intervención. Su vida dependía de nuestra rapidez.

En menos de 10 minutos hicimos el recorrido. Por un momento pensé que mi motocicleta iba a soltar el motor y que no podía lograrlo, pero llegamos a tiempo. Cuando este ciudadano se recuperó nos permitieron saludarlo y al verlo, solo atiné a llorar”.

Por eso, cuando se habla de mujeres y madres del Sistema de Policía, hay que remitirse a sus historias sorprendentes; y es que la condición de ser cubanas, las hace llevar al unísono las tareas de la casa y el trabajo, como si tuviesen en sus manos todos los secretos para enfrentar las circunstancias, y hacer prevalecer la virtud.