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Destituyen a directora de The New York Times: Acusan al diario de discriminación

Jill Abramson destituida por enfrentar discriminacion en The New Yok times. Foto: The New York Times.

Jill Abramson destituida por enfrentar discriminación en The New Yok times. Foto: The New York Times.

El miércoles pasado cayó la bomba: Jill Abramson, la primera mujer en dirigir el New York Times y una de las 20 más poderosas del mundo, fue súbitamente despedida después de tres años en el cargo.

Blogueros y redactores de todo el país se pusieron a trabajar a destajo para ser los primeros en destapar lo ocurrido. No es para menos. El cargo de director ejecutivo del periódico más importante del mundo es un trono sagrado equiparable a la realeza: aún en la era de Internet, el New York Times sigue marcando la agenda, moviendo mercados, eligiendo políticos, sancionando guerras y creando estrellas de Hollywood.

Los ríos de tinta confluyen en dos grandes teorías sobre el despido: la discriminación salarial y el fuerte carácter de Abramson. Reconocida por ser una gran periodista de investigación política (se enfrentó como pocos al gabinete de George W. Bush y a otros altos funcionarios federales), sus compañeros deberían de haber previsto que Abramson acabaría descubriendo dónde se guardan los trapos sucios del mítico diario. Lo que puede que la periodista no imaginara es que se acumulaban bajo sus faldas: Abramson cobraba menos en sueldo y beneficios de jubilación que su antecesor, Bill Keller. Incluso un compañero con un cargo inferior al suyo ingresaba más que ella mientras ocupaba la cúspide de la redacción. ¿Es posible que la periodista más poderosa del mundo fuera discriminada en su salario?

Terminator no es femenina

Con 25 años como reportera y editora a sus espaldas, Abramson estaba hecha para sobrevivir a la cultura masculina de los grandes rotativos. El periodista John Carlin le preguntó en una ocasión si no estaba harta del periodismo y ella contestó: “¿Harta de la vida?”.

Abramson reclutó un abogado para recabar pruebas que confirmaran la sospecha sobre su sueldo, y cuando las tuvo en su poder se enfrentó a los dirigentes del New York Times. En este artículo para el New Yorker, Ken Auletta explica que la cúpula se molestó por el “choque” que la periodista tuvo con Mark Thompson, director general, y que en el encuentro se mostró “agresiva”.

Pero el rechazo a Abramson venía de lejos: el editor del periódico, Arthur Sulzberger, había mostrado sus reticencias con su fichaje por su actitud “brusca”, y hubo enfrentamientos cuando la periodista no encontró apoyo para hacer cambios en la sección digital. Fue Arthur Sulzberger quien se encargó de despedirla la semana pasada.

El caso Abramson ha levantado suspicacias, ya que su personalidad venía siendo diseccionada por la prensa desde hacía tiempo y se había creado un caldo de cultivo alrededor de su figura nada convencional. En julio pasado Newsweek publicó un artículo con un titular bastante elocuente: “Good Jill, Bad Jill”. El texto señala la naturaleza a menudo “prepotente, impaciente y obstinada de Jill”, y algunos datos de su biografía contribuyeron a crear una imagen de mujer biónica y sin sentimientos: neoyorkina de pura cepa, Abramson creció en el Bronx y se graduó en Harvard con honores. En 2007 sobrevivió al atropello de un camión y los médicos llenaron su cuerpo de piezas de metal: la periodista adquirió una imagen de Terminator que arrasa con todo a su paso.

Aunque no dan cifras, desde el New York Times se mantiene que el salario de Abramson era proporcional al de su antecesor (hubo la gestión de las jubilaciones y eso le afectó por ser una contratada reciente), y que el despido ha venido motivado por desavenencias profesionales. Sin embargo, las matizaciones y los cambios en el discurso del diario hacen sospechar que la jefaza del New York Times fue discriminada.

(Tomado de Play Ground Magazine)