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Radio, televisión y cultura

festival radio tvLa entrada de un dispositivo parlante en el seno de un hogar era ya un cambio considerable. Más adelante se complementó el sonido con la imagen, siempre buscando la incorporación de sentidos a la interacción, lo que ha llegado a un nivel inverosímil en los últimos tiempos, con las pantallas táctiles y, más recientemente, con la posibilidad de transmitir incluso olores mediante dispositivos digitales.En cualquiera de los casos, estas innovaciones han supuesto un importante cambio cultural que ha implicado que sean siempre de especial atención, sea espontánea o intencional. Medios es poder, es influencia, es legitimación; por tanto, no es ninguna simpleza la selección de lo que a través de ellos llega a grandes grupos humanos, cuáles son los criterios que influyen en ese proceso y la evaluación constante de su resultado.

En Cuba, la televisión y la radio son temas frecuentes, tanto en la calle como en la academia. Artistas e intelectuales, que se desempeñan lo mismo en una que en otra, que en ese terreno –por supuesto social– que es lo artístico, compartieron algunas de sus inquietudes, preocupaciones y propuestas, en un encuentro que se realizó como parte del Festival de la Radio y la Televisión.

Fueron convocados los miembros de la comisión de Audiovisual de la Asociación Hermanos Saíz (AHS) de todas las provincias cubanas; Leslie Salgado, responsable de Comunicación en la AHS; Luis Morlote, presidente de la AHS; Omar Olazábal, Vicepresidente del ICRT; Abel Prieto, asesor del presidente Raúl Castro; y Fernando Rojas, viceministro de cultura.

El intercambio abrió con el informe redactado por Leslie Salgado, sistematizando los debates relativos al tema que han tenido lugar en las reuniones de células y secciones de la AHS, en un proceso previo al congreso de la organización que se celebrará en octubre próximo. Los asociados, en calidad de artistas de los medios y de públicos, manifiestan inconformidades múltiples con los contenidos de la radio y la televisión cubanas, apoyados en sobrados argumentos que fueron puntualizados con precisión en el informe.

Olazábal, quien se refirió particularmente a la televisión por ser el área que atiende, llamó al “rescate del concepto de familia televisiva, como parte de las transformaciones que se experimenta en ese aspecto. Es decir, la concepción y producción de espacios pensados para la familia en cada uno de sus miembros; lo cual podría contraponerse con la propuesta de concebir programas en función de públicos particulares y diferenciados, hecha por algunos de los presentes.

El vicepresidente reconoció las enormes deficiencias de la televisión cubana, aquejada de serias dificultades con los niveles de calidad. Aunque, por otro lado, expresó que “No podemos seguir ocultando nuestros logros”, apelando al reconocimiento de hechos como la existencia y funcionamiento de los telecentros.

Ya es una queja antigua que la televisión particularmente, no parece ser coherente con la política cultural del país, acorde a los principios socialistas, la diversidad, el respeto a la dignidad, del hombre y de todo lo que le rodea. No es socialista lo que no es bello, diría Alfredo Guevara, crítico minucioso, amante y respetuoso de los medios. No es socialista lo aburrido, lo repetitivo, lo vacuo; por más que en el discurso oral pretenda lo contrario.

En este sentido, alienta que se reconozca, por ambas partes, el momento de esplendor de las relaciones entre el ICRT y el MINCULT, dado sobre todo por la disposición al diálogo y la apertura a la orientación, el intercambio y la sugerencia. Del tino y la consciencia con que se asuma la necesidad de cambiourgente y de la verdadera voluntad política para llevarlo a cabo, dependerá que esta coyuntura favorable resulte en definitiva útil.

En términos estructurales, los asociados sugirieron una modificación del ICRT en calidad de monopolio hegemónico de producción, ante las nuevas dinámicas económicas y sociales que operan en el país, y que obligan a reconsiderar el modo de hacer que ha existido hasta ahora, y que hace tiempo da síntomas de ser disfuncional.

Acerca de la televisión como legitimadora, como formadora, expresaron seria preocupación, como intelectuales y artistas, y como ciudadanos de este país. Los patrones que se promueve en los medios contradicen lo que constituye la aspiración de esta sociedad como ideal.

El estado de deterioro de la programación y la mayor parte de los espacios, demuestra que los responsables no están capacitados. La situación de la televisión sugiere dos variantes que implican este razonamiento: los responsables de la televisión cubana no ven televisión cubana, o los responsables de la televisión cubana ven televisión cubana y no identifican el estado de crisis en que se encuentra. En cualquiera de los casos, no se está realizando un trabajo serio, o bien personas determinadas están desempeñando una función para la que no están capacitadas.El vicepresidente Olazábal informó que se han producido numerosos cambios en el personal y, aun así, no se ha producido la trasformación deseada en los niveles de calidad.

Abel Prieto, que emitió al final sus apreciaciones, tanto del estado actual de los medios, como de los comentarios de los creadores en la tarde de ayer. Identificó como solución única “que los jóvenes se apropien de la radio y la televisión”. Sugirió que se trabaje con miras a retomar la facultad otorgadora de prestigio de la cultura. Considera que hay que ser más intencionales con los patrones que se presentan, actualmente carentes de lo que llamó “densidad ética”.

Para que trascienda un encuentro como este, Abel Prieto sugirió la creación de un grupo de trabajo, multidisciplinario que diagnostique la situación y en función de las deficiencias identificadas, formule propuestas concretas.

Como señaló uno de los creadores que intervinieron, estamos contra tiempo. No es válido en esta circunstancia el argumento de que “no se puede hacer de ahora para ahorita”, como si se estuviera cómodo en el tiempo y se tuviera una cobertura paraensayar una y otra vez. El tiempo sigue su curso, los públicos siguen abandonando el medio, o la programación, nuestros medios, nuestra programación. Y revertir eso sí requeriría largos años: se necesitará mucho esfuerzo para recuperarlo, y que valga la pena. Estamos, además, desconociendo la obligación de reflejar y estimular desde estos espacios pensamiento, forma alternativa.