Cubadebate

Egipto vivirá este viernes nuevos enfrentamientos, después de que los Hermanos Musulmanes convocaron a millones de seguidores a marchas en todo el país para mostrar su ira ante la feroz represión de las fuerzas de seguridad contra los islamistas que resultó en cientos de muertos.

Desafiando las críticas de sus principales aliados occidentales, el Gobierno de Egipto, respaldado por el Ejército, advirtió que apuntaría las armas contra cualquiera que ataque a la policía o las instituciones públicas, después de que se incendió un edificio gubernamental el jueves durante protestas en El Cairo.

Al menos 623 personas murieron y miles resultaron heridos el miércoles, cuando la policía desalojó dos campamentos de protesta en El Cairo que se establecieron para denunciar el derrocamiento del 3 de julio del primer presidente libremente electo de Egipto, el islamista Mohamed Mursi.

Fue la tercera masacre masiva de partidarios de Mursi desde su derrocamiento. El ataque dejó a los Hermanos Musulmanes en el caos, pero advirtieron que no retrocederían en su enfrentamiento con el comandante del Ejército, general Abdel Fattah al Sisi.

"Después de los golpes y arrestos y matanzas que estamos enfrentando, las emociones están demasiado altas como para ser guiadas por alguien", dijo el portavoz de los Hermanos Musulmanes Gehad El Haddad.

Un comunicado de los Hermanos Musulmanes convocaba a una "marcha de la ira" en todo el país de los millones de partidarios de Mursi después de las oraciones del viernes.

"A pesar del dolor y la tristeza por la pérdida de nuestros mártires, el más reciente crimen de los golpistas ha aumentado nuestra determinación de terminarlos", dijo.

Los Hermanos Musulmanes acusan al Ejército de dar un golpe de Estado para derrocar a Mursi. Liberales y activistas jóvenes que apoyaron a las Fuerzas Armadas consideraron la medida como una respuesta positiva a las demandas del público.

Las oraciones del viernes han resultado ser un momento fértil para las protestas durante más de dos años de disturbios en todo el mundo árabe.

Al convocar el "viernes de furia", los Hermanos Musulmanes usaron el mismo nombre que se dio al día más violento del alzamiento de 2011 contra el ex presidente Hosni Mubarak.

Ese día, el 28 de enero de 2011, marcó la victoria de los manifestantes sobre la policía, que se vio obligada a retroceder mientras que pedía la intervención de las Fuerzas Armadas.

En respuesta, el Frente de Salvación Nacional, una coalición de liberales e izquierdistas, llamó a los egipcios a protestar el viernes contra lo que dijo eran "obvias acciones terroristas" realizadas por los Hermanos Musulmanes.

Mostrando su descontento con la peor matanza en Egipto en varias generaciones, el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, dijo el jueves que la cooperación normal con El Cairo no podría continuar y canceló unos ejercicios militares con las Fuerzas Armadas egipcias el próximo mes.

"Deploramos la violencia contra los civiles. Apoyamos los derechos universales esenciales para la dignidad humana, incluyendo el derecho a la protesta pacífica", dijo Obama, en una breve pausa de sus vacaciones para dar su dura respuesta a los acontecimientos en Egipto.

Estados Unidos reiteró el jueves su advertencia a sus ciudadanos para que dejen Egipto debido a los disturbios actuales. Emitió el mismo aviso el mes pasado.

La presidencia egipcia emitió un comunicado diciendo que los comentarios de Obama no se basan en "hechos" y que fortalecen y alientan a los grupos violentos que están cometiendo "actos de terrorismo".

AYUDA ARABE

Washington brinda a Egipto unos 1.500 millones de dólares al año en ayuda, principalmente militar. Pero su influencia sobre El Cairo ha sido puesta en duda durante los recientes disturbios, que han llevado a Arabia Saudí, Kuwait y Emiratos Árabes Unidos a prometer 12.000 millones de dólares en asistencia, convirtiéndose en sus socios más importantes.

Al cancelar el ejercicio militar, pero no suspender la ayuda de Estados Unidos, Obama buscaba mostrar su molestia con la violenta represión sin alienar totalmente a los generales.

El Secretario de Defensa de Estados Unidos, Chuck Hagel, emitió un comunicado diciendo que había llamado a Sisi el jueves para decirle que Washington mantendría su relación militar con Egipto, pero también le advirtió que los recientes hechos de violencia estaban poniendo en riesgo la cooperación de defensa.

"Desde que comenzó la reciente crisis, Estados Unidos ha aclarado que el Gobierno egipcio debe evitar la violencia, respetar la libertad de reunión, y avanzar hacia una transición política inclusiva", dijo Hagel.

"Yo le reiteré que Estados Unidos sigue estando listo para trabajar con todas las partes para ayudar a alcanzar una forma de avanzar pacifica y inclusiva", agregó.

La Casa Blanca ha intentado aparecer como un defensor de la democracia en Egipto, a la vez que protege los intereses estratégicos de Estados Unidos en la estabilidad de Egipto, su tratado de paz con Israel y su cooperación militar con Washington, incluido el acceso privilegiado al Canal de Suez.

Sus críticos dicen que Obama ha hecho muy poco, demasiado tarde y que su Gobierno ha enviado reiteradamente mensajes contradictorios - entre ellos su fracaso a la hora de decir que el derrocamiento de Mursi fue un golpe militar - por lo tanto socavó su capacidad de influir en los eventos.

En comparación a las críticas occidentales, Emiratos Árabes Unidos dijo que el Gobierno de Egipto ha "ejercido el máximo autocontrol".

El dinero de los países árabes, que comenzó a llegar en julio, busca estabilizar a la economía de Egipto, que sufre de un creciente déficit de presupuesto y una alta inflación.

La matanza de esta semana hará más daño a los cofres del estado. El Gobierno ha fijado un toque de queda nocturno que dice se prolongará por al menos un mes, una medida que dará un duro golpe a la industria clave del turismo.

El jueves, el Consejo de Seguridad de la ONU instó a todas las partes en Egipto a ejercer la mayor moderación.

"La opinión de los miembros del Consejo es que es importante poner fin a la violencia en Egipto", dijo la embajadora de Argentina ante Naciones Unidas, María Cristina Perceval, ante periodistas después de que los 15 miembros del Consejo discutieron la situación.

(Con información de Reuters)