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Holocausto nazi: Un boicot comercial fue el primer paso

Un negocio en la Alemania nazi, con la palabra "judío" en las vidrieras.

Un negocio en la Alemania nazi, con la palabra "judío" en las vidrieras.

Todo empezó con un boicot comercial. “¡Alemanes, defiéndanse! ¡No compren en negocios judíos!”. La proclama lanzada hace 80 años por los nazis apenas dos meses después de la llegada de Adolf Hitler al poder iniciaba uno de los capítulos más vergonzosos en la historia de la humanidad.

El 1 de abril de 1933, a las 10:00 horas, miembros de las tropas de asalto nazis SA uniformados y en muchos casos armados se desplegaban ante negocios judíos de toda Alemania, cumpliendo la orden que la cúpula del partido había dictado cuatro días antes.

“¡No compren a judíos!”: el lema se distribuyó velozmente a través de carteles en la calle y pintado en letras blancas en los escaparates de comercios judíos. El boicot antisemita también afectaba a médicos y abogados.

En rigor, los judíos ya habían sufrido acosos, saqueos y medidas para impedir su actividad desde la República de Weimar (1919-1933) y los ataques se habían intensificado a principios de 1933. Hasta entonces, sin embargo, se trataba de casos aislados. El 1 de abril, la violencia antisemita impulsada por el Estado asumió por primera vez un carácter sistemático de terror organizado.

La excusa que encontraron los nazis fue la creciente crítica en el extranjero a la persecución a los judíos en Alemania. En Estados Unidos se discutía al parece un boicot a mercaderías alemanas, pero organizaciones judías aconsejaron prudencia por temor a una represalia. Fue lo que terminó ocurriendo.

El 26 de marzo, el ministro de Propaganda nazi, Joseph Goebbels, escribía en su diario: “Sólo haremos frente al odio extranjero si hacemos pagar a sus instigadores o a sus beneficiarios, los judíos en Alemania, que hasta ahora salieron indemnes. Tenemos que dar el paso a un gran boicot de todos los comercios judíos en Alemania”.

Dos días más tarde, la cúpula nazi ordenaba un boicot “general” que fuese cumplido por “todo el pueblo alemán” y llegara “hasta el más pequeño pueblo de agricultores”.

El editor de la publicación difamatoria “Der Stürmer” y encargado de la acción, Julius Streicher, dejaba claro en su convocatoria del 30 de marzo que el objetivo nazi iba más allá de lo comercial: “El pueblo alemán inicia este sábado la acción de defensa contra los criminales mundiales judíos”.

La mayoría de la sociedad reaccionó con indiferencia. Quienes rechazaron la violenta actuación de las SA y desafiaron el boicot comprando a judíos fueron fotografiados y registrados por las tropas nazis. Sus fotos aparecieron en los diarios y sus nombres se colgaron en la calle. Tres días más tarde, el gobierno dio por terminada la medida.

El 1 de abril de 1933 tuvo “la función de un señal de largada” que marcó el inicio de la exclusión de medio millón de judíos de la vida económica en Alemania, según el historiador y economista israelí Avraham Barkai.

La semana siguiente, el 7 de abril, los nazis ya dieron el siguiente golpe con la ley que ordenaba el retiro anticipado de todo funcionario no ario. Las “leyes de Núremberg” de septiembre de 1935 y otras 13 normativas los años siguientes dejaron a los judíos sin ninguna opción profesional.

La marginación económica fue de la mano de la retirada de derechos civiles y la exclusión social. El terror fue un aumento los años siguientes, llegó a un punto de inflexión la llamada “noche de los cristales rotos” el 9 de noviembre de 1938 y culminó en la deportación, el asesinato y el Holocausto.

El filólogo y escritor Victor Klemperer, de origen judío, ya presentía esa evolución en 1933. El 30 de marzo constató en su diario que en Alemania se respiraba “el ambiente previo a un pogromo”. “Somos rehenes”, continuó. “La sensación es que este régimen del horror no durará mucho, pero nos enterrará en su caída”.

(Con información de DPA)