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Ana Fidelia: Medio siglo en el carril de la vida…

ana fidelia quirotPor Abel Castillo Noriega, Lilian Cid Escalona y Andy Bermellón Campos

Palma Soriano, la ciudad que trasciende por ser cuna de campeones, tiene en Ana Fidelia Quirot  una de sus hijas más ilustres. La “Tormenta del Caribe” es un símbolo de voluntad y perseverancia. Luchó y venció siempre; incluso, cuando el destino la puso ante la encrucijada de pelear con la propia muerte tras aquel fatídico accidente doméstico que en 1993 amenazó con arrancarle al atletismo cubano y mundial a una de sus más pródigas exponentes. Pero de allí también volvió esta cubana, a todas luces, nacida para brillar y triunfar desde el carril de la vida.

Ana Fidelia atesora una estela interminable de triunfos entre los que se incluyen metales a nivel centroamericano,  panamericano, iberoamericano, olímpico y mundial. Por las cosas de la vida, del boicot y de Masterkova, en sus vitrinas falta el título olímpico; una presea que según dijera el Comandante en Jefe Fidel Castro, se compensa con la Medalla de la Dignidad. Esa que después de titularse en los Campeonatos Mundiales de Gottemburgo 1995 él mismo le entregó, como reconocimiento al valor, a la integridad deportiva y a la constancia.

Desde su última largada hasta hoy ha pasado mucho tiempo, pero el recuerdo de sus hazañas perdura en la memoria de cada cubano como la más fiel imagen de victoria.  Así lo constatamos al encontrarla en el Estadio Panamericano, donde nos concedió estas declaraciones que compartimos, como justo homenaje para la excepcional atleta que arriba hoy a su medio siglo de existencia:

¿Cómo recuerda su retiro del deporte activo?

Fue difícil dejar definitivamente la profesión a la que me entregué en cuerpo y alma. En los inicios  no me adaptaba a la idea pero poco a poco me acostumbré a quedarme en la casa realizando otras actividades.  Volver aquí me trae buenos recuerdos ya que esta fue mi casa durante mi etapa de deportista. Hoy es un día especial en mi vida puesto que he logrado reunirme con varias de mis compañeras y recordar varios de los pasajes de nuestras vidas.  La nostalgia siempre queda pero no falta el deseo de estar en la pista dándole resultados a nuestro país.

De las corredoras  actuales de su especialidad, ¿cuál es la que más resalta?

Para mí la corredora que más potencialidad tiene  en esta especialidad es la sudafricana Caster Semenya. A pesar que no ha tenido buenos resultados  en estas últimas temporadas  producto de las investigaciones a que fue sometida para determinar si poseía hormonas masculinas o femeninas. Esta atleta reúne todo el potencial para triunfar en los grandes eventos internacionales, pero hay que ver si todo ese tiempo que estuvo alejada no le pasa factura  y  logra nuevamente  insertarse a la elite de de la disciplina. En nuestro país estamos carentes de corredoras de talla mundial. Desde que se retiró Zulia Calatayud no ha aparecido ninguna corredora que  logre estabilizar  los resultados a nivel mundial.   Ahora las corredoras no bajan de dos minutos. Actualmente tenemos en el equipo nacional a dos atletas con las que se está  trabajando seriamente de cara al próximo ciclo olímpico. En 400 no se vislumbra ninguna corredora que baje de 51 segundos y pueda representarnos en el área centroamericana y panamericana. A  veces ganamos estos eventos porque las primeras figuras de estos países no asisten a los torneos regionales.  Yo espero que con la nueva dirección del atletismo  se haga un trabajo arduo para recuperar todo el terreno perdido en esta disciplina.

¿Qué opinión le merece el record mundial de esta disciplina?

Me parece  que este es uno de los  records  que va  a  perdurar por mucho tiempo.  Te puedo decir que estas son marcas de hombres. Yo pude en mi momento de esplendor acercarme a estos registros por las cualidades físicas que tenía, por mi forma de trabajar, por los resultados que tenía tanto en 600 como en 700 metros,  pero a mí nunca se me preparó  como se preparan a los atletas de otros países. Con los resultados que yo tenía yo podía haber tenido el récord mundial de esta especialidad. Este es un récord muy duro  y veo muy difícil que alguna de las corredoras actuales lo pueda romper.

 Al paso del tiempo, ¿cómo recuerda la final de Atlanta 1996?

Es una de las cosas que no quisiera recordar porque me tuve que retirar de la vida activa sin poder   alcanzar una medalla de oro en Juegos  Olímpicos. En los Juegos de 1988 no participamos, en 1992 estuve lesionada y en Atlanta, que estaba en plenitud de forma, se me escapó el titulo de las manos debido a que tuve que cambiar la estrategia que tenía prevista para la carrera por el trabajo en equipo que me hicieron las rusas. Yo pequé por seguirlas  a ellas .Yo siempre seguía la táctica al pie de la letra pero ese día me dejé llevar por el instinto y desgraciadamente las cosas no salieron como las había previsto. No era la primera vez que empleaban ese método para derrotarme pero sí puedo decir que fue el primero donde les funcionó a la perfección. Me hicieron una carrera en equipo en la que quedé atrapada  y cuando traté de reaccionar ya era demasiado tarde. Traté de recuperarme pero ya no había tiempo. Me queda aquello de que así era como único podían derrotarme.

Recientemente estuvo invitada a  la gala  por el centenario de la IAAF. ¿Cómo  vivió  esa experiencia de  reencontrarse  con tantos amigos  al cabo de tantos años?

De verdad que fue algo muy emotivo reencontrarme  después de tantos años  con Masterkova y con Jámila.  Fue una experiencia muy bonita estar reunidas  no solo con ellas sino con varias leyendas del atletismo que  no  vi correr porque cuando llegué al atletismo ya estaban retiradas. Esta gala  sirvió de homenaje  a estos grandes atletas que marcaron una época en el  atletismo. Fue  un detalle muy bonito de la federación internacional de este deporte.

¿Cuál fue la carrera que marcó su vida?       

Sin lugar a dudas  la carrera que marcó mi vida fue la de Gotemburgo 1995.En esa competencia demostré que había regresado  a la senda del triunfo. Ganar en ese momento fue muy importante porque le reafirmé  a mucha gente que había Ana Fidelia para rato.

 ¿Qué significa para una atleta  representar a su país en un evento internacional?

La máxima que yo tenía era tratar de ganar por el hecho de ver la bandera cubana hondear. Es una emoción que  no se puede describir. Esa es una de las emociones más hermosas  que he experimentado en mi vida. Para mi representar a mi país  es un orgullo y siempre traté de hacerlo de la mejor manera posible.

¿Qué consejos les puede trasmitir  a  los atletas que incursionan en los 800 metros planos?

Para las nuevas generaciones y para los que están establecidos el mensaje que le puedo dejar es que compitan por amor a su país, a su bandera porque  el pueblo siempre sabrá  recompensar al atleta que defienda con honores con colores de nuestro país.