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Maullido internacional: Los gatos tienen su día

Hoy, 20 de febrero, es el Día internacional del gato. Sí, es sabido que hay días internacionales para todo. Pero no es el Día del gato desde hace mucho tiempo, se celebra hace apenas cuatro años. Aparentemente se eligió vía Internet coincidiendo con el día de la muerte en 2009 de Socks, un gato que la hija de Clinton recogió de la calle y llegó a ser ocupante de honor de la Casa Blanca.

Los gatos tienen en contra una fama inmerecida de ariscos, egoístas, interesados… cuando en realidad tienen una personalidad asombrosa con los que se conecta inmediatamente, aunque haya otros con los que no funcione la mencionada compatibilidad. Cuestión de caracteres, como con las personas, justamente igual.

Más cariñosos o más ariscos, saben dar y recibir cariño.

Les celebramos su día con la historia de un escritor y su gato; y, por supuesto, unas imágenes. Hay que ver que hasta los más malhumorados en esta especie, son muy fotogénicos.

EL GATO DE CORTÁZAR

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Por Francesc M. Rotger

Ahora que hace veinticinco años que se fue para siempre a los tejados de París, a mirar a las magas desde las mansardas (recuerdo con bastante nitidez la jornada; y la correspondencia de aquel día), hemos recuperado las imágenes sepias de Julio Cortázar. En una de ellas, sentado en el suelo, el gran cronopio mira por la ventana; al otro lado del vidrio, un gato le mira a él. En otra aparece con un gato atigrado en los brazos, él con esa belleza triste que apuntaba Matías Vallés en la portada de Bellver el otro día, el gato con ese gesto solemne y enigmático de los gatos. Queda claro que el gato es un ser superior, Charles Darwin debió olvidarse de los gatos en sus análisis. Ya dijo Mark Twain que el cruce de persona con gato sin duda mejoraría la especie humana, pero empeoraría a los gatos.

Teodoro W. Adorno era el gato de Cortázar, aunque esto no es correcto, porque los gatos no son de nadie. Como mucho, te conceden que les des de comer, que los tengas en casa y que les rasques, si a ellos les apetece. El mismo Cortázar describe cuidadosamente el proceso en su cuento La entrada en religión de Teodoro W. Adorno. Julio Cortázar eligió para aquel gato el nombre del filósofo, a quien por cierto la Universitat de les Illes Balears dedicó no ha mucho un simposio, con sus ponencias oportunamente publicadas. Adorno negó que después de Auschwitz pudiera seguir escribiéndose poesía, reflexión que continúa inquietándonos.

´Rayuela´ es uno de esos libros que han cambiado la vida de la gente. Aunque yo tengo que reconocer que empecé a leer a Cortázar por el final, por Los autonautas de la cosmopista, un libro que escribió junto a su segunda mujer, Carol Dunlop, narrando un viaje de París a Marsella en furgoneta. Rayuela es la librería del barrio de mi niñez en Bilbao, en la calle Huertas de la Villa, que en euskera se dice Uriortu; mucho más corto y sin duda menos poético. Hay librerías que se llaman así, Rayuela, en Málaga, Sevilla, Sigüenza, Barbastro. Los gatos no leen, no tienen dinero (ni lo necesitan), pero en Rayuela también salen gatos. Qué sería de los tejados de París sin los gatos, de las calles monacales palmesanas, de los muelles mediterráneos en su conjunto.

expo gatos december 18 2011 Chester a most popular cat, reacts during a regional cats exhibition in Havana A Cuban Blue cat is pictured in Havana