Cubadebate

“El Precio y Disgusto por ver al Gnomo”

Solamente escribo para contar mi anécdota sobre lo sucedido el pasado sábado 5 de enero, no pretendo cambiar nuestro mundo, ni a las personas que se desarrollan en él, sólo quiero crear algo de conciencia para erradicar lo mal hecho, que al final eso sí que tiene solución.

Resulta que el sábado pasado me levanté, junto a un grupo de amistades, alrededor de las seis de la mañana, para dirigirnos al Teatro Nacional de Cuba a comprar las entradas para el concierto que el cantautor Carlos Varela ofrecerá el día 12 de enero en la sala Avellaneda por sus 30 años de vida artística. Llegando al teatro a eso de las siete y media en enseguida noté la esperada concurrencia en las afueras del teatro. A medida que pasaban los minutos se iba llenando cada vez más el parqueo del majestuoso establecimiento. A eso de las nueve y diez empezaron a vender las dichosas entradas y el público de una forma u otra se fue acomodando en la cola para ir avanzando. Luego de varios minutos, noté que la cola no avanzaba y me dirigí hacia el principio de la misma para averiguar qué pasaba. Enseguida me di cuenta de la situación, la cola estaba plagada de individuos conocidos como “revendedores de entradas”, que andaban en diferentes segmentos de la misma. Estos revendedores (que multan las entradas hasta diez veces su precio) tenían un mecanismo implementado para pasar todos en el lugar que ocupaba cada uno en la cola. El líder de estos infractores, para el asombro mío y de muchos, era el mismo parqueador del teatro, un hombre gordo con sombrero de yarey, su chaleco de parqueador y ostentaba prendas en su cuello, orejas y muñecas. Pero yo no fui el único que se percató de aquel hecho, en seguida el público inteligente que sigue a Varela se dio cuenta de la mala conducta de esos ciudadanos y empezó junto conmigo a protestar dirigiéndonos a las autoridades de la institución. Autoridades que nos concretaron que “eso no era problema de ellos… lo de ellos es vender… soluciónenlo ustedes”. Al yo escuchar estas citas textuales, en seguida me aparté del tumulto y llamé a la policía inmediatamente, ya que los compañeros de uniforme carmelita y carteles de “Protección” en sus camisas, no eran capaces de controlar ese desorden. Aclaro: no llamé a la PNR para que organizara la cola, esa ya estaba bastante organizada, los llamé para que aprendieran a esos delincuentes y perturbadores. Luego de dos llamadas la policía apareció, hablaron a solas con uno de los compañeros trabajadores del teatro y luego se fueron (no sé qué les habrá dicho).

Cuando parece que se les acabó el dinero a invertir a los revendedores (después de que pasaron de cuatro a cinco veces), los mismos se marcharon, el parqueador volvió a su rutina de parqueo, pero ahora había una efervescencia en la cola provocada por estos señores. El orden de la cola se perdió, las personas comenzaron a empujarse, ofenderse, hasta los intelectuales perdieron la paciencia. En seguida se acabaron las entradas (cosa de esperarse), las caras y el ambiente de desilusión reinó los alrededores de la taquilla. Cuando me dirigí hacia la instancia superior del lugar me contestaron lo mismo ”lo de ellos es vender, etc.” . En fin, nos quedamos sin entradas los que más nos las merecíamos, esos seguidores del autor de “Guillermo Tell” y “Como los Peces”. Como nos gustaría poseer una ballesta de justicia y flechar a unos cuantos de los que contribuyeron a lo mal hecho, y a los que con lo que NO HACEN, ponen un freno y un bloqueo interno que no nos permiten avanzar hacia un futuro mejor.

Espero que esto no sea más que un llamado a la reflexión y un NO a la indisciplina social.

Sin más

Uno de los tantos hijos de Guillermo Tell.

Concuerdo completamente con lo escrito por John Mayer anteriormente! hasta cuando!!! estas personas que destrozan cada buen concierto dejando a los verdaderos interesados sin entradas y luego revendiéndolas a precios extremadísimos son un verdadero problema!!! es una barbaridad que estas personas con todo descaro y faltándole el respeto a tanta gente hagan estas cosas!! Se debería de solucionar de inmediato! Además! porqué se hacen estos conciertos que convocan a tanto público en un teatro como la Sala Avelaneda de Teatro Nacional o el teatro Mella cuando se podría hacer en el Karl Marx que asimila a mucho más público..?? esta vez fue con Carlos Varela! pero anteriormente fue en Chucho Valdés y Branford Marsalis...a cuantos artistas mas hemos dejado de difrutar cor culpa de estas cosas..a cuántos mas no difrutaremos??? Hoy iba a buscar las entradas para Carlos varela! gracias John Mayer por informarme que ya no quedan!

los primeros culpables son los trabajadores institucionales de la sala avellaneda, que vendieron las entradas y conocen a estas personas al dedillo y/o estan en componendas con ellas.

saludos

Espero que a Carlos Varela llegue la información de lo ocurrido en el teatro Nacional. y repita el cocierto pero en una sala más grande como el Carl Marx

Saludos...

se unieron los viejos hippies en la habana once again

Hermanos por un error o desconocimieno de quienes escriben esta nota del cconcierto de Varela, les aclaro que Luis Enrique es Nicaraguense, aunque vive en los EE.UU. viene por lo menos tres veces a Nicaragua por año, su carrera la ha realizado en los Estados Unidos, pero pertetece a los talentos de la llamada Salsa Hispana, es sobrino de los hermanos Mejia Godoy, Carlos y Luis Enrique, hijo de Chico Luis Mejia Godoy y Daysis Lopes todos de Nicaragua.Jamil Buitrago

Concuerdo plenamente con "John Mayer". Mis hijos fueron muy temprano y vinieron insultados por lo ocurrido. Pasó en este, pero en otros conciertos también. Hay que poner un freno a esa gente que especula con nuestros derechos.Los revendedores no deben conocer ni quién es Carlos Varela, lo de ellos es el dinero, y si los trabajadores del teatro están implicados ( of course!), pues deberían sancionarlos. Cuanto menos.