Separados por el río Nilo, partidarios y opositores del presidente egipcio, Mohamed Morsi, se concentran en El Cairo, en la secuencia de la tensión política generada por la decisión del mandatario de dotarse de poderes omnímodos.
Mientras los detractores de Morsi prosiguen por sexto día consecutivo una sentada en la Plaza Tahrir, frente a la Universidad de El Cairo, en el distrito de Dokki, miles de sus seguidores están concentrados en apoyo a su Declaración Constitucional.
Las autoridades adoptaron medidas de prevención en los accesos a Tahrir donde miembros de las Fuerzas Centrales de Seguridad piden identificación a quienes acceden al perímetro y registran las mochilas y otros bolsos, algo que no ocurría hasta el momento.
En un extremo opuesto de esta capital, miembros de los Ajuan Musulmin (Hermandad Musulmana, árabe) y de entidades salafistas responden a la convocatoria de sus organizaciones para mostrar hoy su respaldo al presidente, en contraposición a las críticas de la oposición, que lo acusa de asumir una autoridad sin precedentes.
"El pueblo apoya al presidente"; "El pueblo apoya la Declaración Constitucional", corean los seguidores del mandatario que por miles han acudido a los alrededores del famoso plantel.
En la céntrica plaza, colmada hace casi una semana de tiendas de campaña improvisadas, los opositores también expresan sus opiniones en grandes pancartas: "Egipto para todos los egipcios"; "Revolución segunda edición".
Es evidente que los Ajuan han echado todo su poder en la balanza para demostrar que Morsi, que surgió de sus filas, cuenta con el apoyo de la mayoría de los egipcios para llevar adelante su plan de aprobar a la mayor brevedad la próxima Constitución egipcia, sujeta a críticas y alegaciones de ilegalidad.
Los miembros de los partidos opositores permanecen atrincherados en sus posturas, tanto como los seguidores, un reflejo de la acerba polarización política existente en este país, la cual tiende a ensancharse.
La víspera, manifestantes opositores provocaron fuertes disturbios en Alejandría, reedición de protestas similares a mediados de semana durante las cuales oficinas del Partido Libertad y Justicia, brazo electoral de la Hermandad, fueron incendiadas y saqueadas.
Morsi ha resistido a pie firme tanto las presiones de los manifestantes en Tahrir, como las de los miembros del Poder Judicial, que declararon una huelga abierta después de una entrevista esta semana que terminó sin entendimiento.
Para hoy está programado que una delegación de la Asamblea Constituyente entregue al jefe del Ejecutivo el proyecto de Carta Magna aprobado la mañana de ayer después de una maratónica reunión de 16 horas que los opositores critican: "Nada bueno puede venir de un documento aprobado de noche", enfatizan con sorna.
Con todo y críticas, el documento, y la asamblea que lo aprobó, fueron declarados inexpugnables por Morsi tan pronto asumió sus facultades excepcionales.
La próxima fase del choque estará signada por un referendo, requisito para la proclamación del texto y, después, la convocatoria de comicios para la Asamblea Popular, la cámara baja del parlamento, disuelta desde junio pasado y que el presidente trató de instalar con un decreto que fue revocado por la Corte Constitucional.
(Con información de Prensa Latina)