Por Lluís Mascaró
Nuevo cruce de declaraciones entre Casillas y Cristiano. La guerra hispano-portuguesa se recrudece en el Madrid. El motivo del 'rifirrafe' ha sido, en esta ocasión, las votaciones por el Balón de Oro. Casillas puede votar en su condición de capitán de España, y Cristiano puede hacerlo por ser también el capitán de Portugal. Mientras Casillas ya ha anunciado que sus tres candidatos son Sergio Ramos, el propio Cristiano Ronaldo y Xavi, el crack portugués aseguró ayer que si pudiera se votaría ¡a sí mismo!
En una entrevista a France-Football, la revista que entrega el galardón conjuntamente con la FIFA, Cristiano no tuvo reparo en manifestar que "ser demasiado humilde no es bueno. En Portugal decimos que demasiada humildad es vanidad". Curiosamente, Casillas, en la misma revista, dice todo lo contrario: "No me votaría a mí mismo en el Balón de Oro por ética personal". Y añade: "Prefiero que el reconocimiento de mi trabajo venga del exterior". Cuestión, sin duda, de carácter. De valores.
Cristiano ha vuelto a demostrar con estas manifestaciones su prepotencia. Entiendo (y me gusta) que un futbolista de elite sea ambicioso, que quiera ganarlo todo, que sueñe con ser el número 1. Pero me parece lamentable esta imagen de sobrado que ofrece en sus declaraciones. En realidad, solo es envidia. Envidia de Messi y envidia del Barça. Seguro que Casillas también la tiene, pero al menos el portero del Madrid se comporta con un señorío superior al de su compañero de vestuario.
Cristiano es de la 'escuela Mourinho' y Casillas de la 'escuela Valdano'. De ahí que, incluso sin quererlo (o tal vez sí), sus enfrentamientos sean constantes. El futuro de los dos no puede seguir unido. Solo una victoria en la Champions (la Décima) permitiría una tregua. Pero, en condiciones normales, uno de los dos tiene que irse del Madrid la próxima temporada. El PSG ya le ha hecho una oferta multimillonaria a Cristiano y Casillas ya ha comunicado a su entorno que le gustaría emigrar a la Premier.
(Con información de Sport)