Cubadebate

Un nuevo filme de la experimentada documentalista Rebeca Chávez, Luneta No. 1, producido por el ICAIC, tendrá su estreno el próximo jueves 5 de julio, a las 5:00 p.m. en una de las salas de Multicine Infanta, en esta capital.

Valiéndose de entrevistas, materiales de archivo, algunos poco vistos o inéditos, y el contrapunteo con imágenes de destacados creadores de las artes plásticas, la realizadora concibió la película como una especie de ensayo que permitirá al espectador reflexionar sobre los vínculos entre política, política cultural y pensamiento a lo largo de las seis últimas décadas, marcadas en el país por la impronta de las transformaciones revolucionarias.

Rebeca quiso así saldar una deuda personal desde su condición de cineasta profunda y doblemente comprometida con la realidad de su país y con la propia creación.

A mediados de la pasada década, ella tuvo a su cargo la realización del capítulo de la serie documental Caminos de la Revolución dedicado al arte y la literatura, y sintió que, obligada por la necesaria síntesis expositiva de aquel material, quedaban pendientes más preguntas que respuestas.

La autora de En busca de Chano Pozo y del largometraje de ficción Ciudad en rojo, se propuso entonces trenzar un discurso analítico testimonial en el que representantes de tres generaciones hablaran y meditaran acerca de sus experiencias como protagonistas y observadores de los procesos de interacción entre la política y la cultura en el escenario revolucionario.

Esa dualidad, y sobre todo, la perspectiva que exige al espectador el despliegue de una capacidad de intelección y de confrontación con los juicios que se emiten, explican el título del documental.

El mayor riesgo asumido por Rebeca Chávez pasa por la selección de los entrevistados, en tanto recorren una escala diversa, desde la autoridad intelectual y revolucionaria, no exenta de aristas polémicas, de Alfredo Guevara; el valioso y transparente testimonio de Guillermo Jiménez, combatiente del Directorio Revolucionario y director del diario Combate en los primeros años posteriores al triunfo de Enero, y el lúcido aporte de los jóvenes artistas Liudmila V. Patrulina y Nelson Ramírez de Arellano, quienes nacieron en países de Europa del este, vivieron el desmoronamiento del socialismo en esas latitudes y supieron reencontrar los símbolos de una identidad resistente en su Patria, hasta la exposición de dos jóvenes periodistas que ganaron un premio de ensayo en la UNEAC con un libro en el que, proponiéndoselo o no, tratan de reivindicar a un escritor de apreciables méritos literarios que devino acérrimo enemigo de la Revolución.

Tanto en el subsuelo como en la atmósfera del documental, dos grandes verdades se sustentan y confirman: una, la idea expresada por Fidel de que hemos hecho una Revolución más grande que nosotros mismos; otra, el indiscutible mérito histórico de que la personalidad y la percepción estratégica de Fidel contribuyeron, decisivamente, desde los primeros momentos a la unidad de los revolucionarios, y en consecuencia, a la identidad, por encima de cualquier tipo de contradicción, entre la vanguardia política y la vanguardia del movimiento intelectual y artístico, legado en el que se debe hallar argumentos y convicciones para las conquistas por venir.

Habrá, desde luego, para el espectador también muchas más preguntas que respuestas tras la proyección de Luneta No. 1, pero sin lugar a dudas Rebeca Chávez ha puesto sus manos en el fuego. Discípula de Santiago Álvarez, ha añadido una joya quemante a la documentalística cubana. (Tomado del diario Granma)

Rebeca presenta su documental en diálogo con la crítica especializada