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Messi sí es de Oro y el mejor del mundo

lionel-messiTantas vueltas al asunto del próximo balón de oro cuando el que es del preciado metal es el mismísimo Messi, que cual rey Midas convirtió en gol hasta tres acciones sobresalientes frente a una notable Brasil en el Clásico sudamericano.

Los periodistas y los aficionados nos empeñamos en abrir debates que no existen, entre otras cosas porque de algo hay que hablar, pero discutir en estos momentos la supremacia mundial de Leo Messi comienza a ser un dislate. Basta con presenciar su actuación en partidos como el de este sábado en el MetLife Stadium de East Rutherford (Nueva Jersey) para constatar que está varias cabezas por encima del resto. Lo de si es o no el mejor jugador de la historia, debate irresoluble a nuestro modesto entender, habrá que dejarlo en todo caso para el momento en el cuelgue las botas. Gracias a Dios, falta mucho para eso.

Ante la 'canarinha', y con Neymar como invitado de excepción, la 'Pulga' ofreció un recital que no hubiera desentonado en la Scala de Milán. Porque el delantero barcelonista firmó una de esas actuaciones que perduran con el paso del tiempo. Estuvo más de veinte minutos sin dar señales de vida pero cuando hizo acto de presencia desvencijó a la zaga brasileña con la facilidad del que está jugando ante niños. En los dos primeros goles se asoció con el Pipita y Di María pero el tercero, el de la victoria, fue una obra maestra individual e intransferible.

Dicho esto, porque conviene empezar por lo bueno para enganchar al lector, lo de la defensa argentina es para hacércelo mirar. Porque es difícil mostrar más fragilidad. Y eso que Sabella, que no le tiene demasiada fe a sus zagueros, dio un paso atrás con respecto a Ecuador sustituyendo al Kun por Sosa en el once inicial. Pero ni por esas. Durante buena parte del encuentro, los atacantes brasileños camparon a sus anchas por el área albiceleste y conviene recordar que Messi, humano al fin, no estará siempre para apagar todos los fuegos. Esa es la asignatura pendiente de una selección que por lo demás tiene el mejor ataque del mundo.

En cuanto a Brasil, que destiló un claro aroma olímpico a tenor de los elegidos por Menezes, destacar el gran partido de Neymar. El chico es bueno, muy bueno, y aunque no tuvo la fortuna de ver puerta dejó detalles de su gran clase en numerosas jugadas. El resto tampoco desentonó pero ni tres goles bastaron para frenar a Messi, que contesta a Maradona donde lo hacen los grandes, en el terreno de juego. Porque si lo de este sábado no es liderazgo, que venga Dios y lo vea.

El partido en sí fue un tiovivo de emociones insospechadas. Una montaña rusa de incierto desenlace que se decantó del lado argentino por obra y gracia del ya aludido. Empezó mejor Brasil, que se adelantó con un tanto de Romulo y la anuencia de una zaga argentina que hizo la estatua en varias acciones del encuentro. La reacción argentina equilibró las fuerzas y volteó el marcador pero el duelo seguía muy vivo al descanso.

Hasta tal punto que Brasil volvió a retomar la ventaja merced a un nuevo desajuste defensivo argentino y un regalo de Romero. Federico Fernández empató de cabeza a saque de córner y Messi puso el colofón a tan electrizante espectáculo con una diana de bandera. El 4-3 no era ni justo ni injusto pero dejaba constancia de quién lleva los galones en el fútbol mundial. Y es que Messi no tiene límites pero la defensa argentina sí. Y mientras eso sea así, el trabajo de Sabella será incompleto.

(Tomado de Marca)