Foto: Yiorgos Karahalis/Reuters.
Más de veinte detenidos, cinco de los cuales quedaron a disposición judicial, y ocho policías heridos fue el balance de hoy tras los graves enfrentamientos entre agentes y un grupo de ultraderechistas ocurridos en Patras, ciudad en el oeste de Grecia.Los hechos tuvieron lugar durante la pasada noche cuando unas 350 personas trataron de entrar por la fuerza e incendiar la fábrica abandonada de Peiraiki Patraiki, donde decenas de inmigrantes malviven en condiciones muy precarias.
Las unidades de policía desplegadas en el exterior del inmueble trataron de dispersar a la multitud utilizando para ello gases lacrimógenos y material antidisturbios, pero fueron atacadas con piedras, bengalas y bombas de fabricación casera.
En el comunicado emitido hoy por los responsables policiales, se aseguraba que la mayor parte de los agresores "son miembros de Amanecer Dorado", un partido neofascista que en las elecciones del pasado 6 de mayo consiguió obtener representación en la Asamblea Nacional.
La policía señaló que los enfrentamientos siguieron a una manifestación pacífica de cientos de residentes locales que pedían el desalojo de la nave en desuso, mientras que el grupo xenófobo convocó a sus seguidores por separado para "recuperar Patras" y "tomar la justicia por su mano".
A su vez el diputado local del partido, Mijalis Arvanitis, fue atacado por un grupo de antifascistas cuando salía de los estudios de un canal de televisión al que había concedido una entrevista.
La tensión en la ciudad portuaria se disparó tras el asesinato de un hombre de 30 años el pasado sábado presuntamente a manos de tres inmigrantes afganos, y según algunos informes la pelea comenzó después de que el perro de la víctima atacara a los extranjeros.
La policía detuvo a uno de los sospechosos, quien al parecer habría admitido su participación, pero los otros dos siguen en libertad.
Patras es el principal destino de los inmigrantes que tratan de llegar clandestinamente a Italia, escondidos en transbordadores, una vez que la crisis convirtió a Grecia en una enorme cárcel para los trabajadores extranjeros, pues no hay trabajo, pero tampoco pueden abandonarla al carecer de documentación en regla.
(Tomado de Prensa Latina)