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El Papa conoce en Santiago de Cuba a la monja que reza por él desde hace décadas

la religiosa india Teresa Kerketta, que siguiendo la práctica de su congregación, hace 20 años recibió la tarea de orar diariamente por un sacerdote específico, convirtiéndose así en su “madrina espiritual”. El sacerdote que recibió bajo tutela espiritual fue el Cardenal Joseph Ratzinger.

La religiosa india Teresa Kerketta, siguiendo la práctica de su congregación, hace 20 años recibió la tarea de orar diariamente por un sacerdote específico, convirtiéndose así en su “madrina espiritual”. El sacerdote que recibió bajo tutela espiritual fue el Cardenal Joseph Ratzinger. Foto: Osservatore Romano/ AP

El papa Benedicto XVI, además de las reuniones privadas con el presidente Raúl Castro y el histórico Comandante en Jefe Fidel, y las misas multitudinarias en Santiago de Cuba y La Habana, tuvo un conmovedor encuentro con una monja que reza por él desde hace décadas.

El martes por la mañana, antes de visitar el santuario de la Virgen de la Caridad del Cobre y de viajar hacia La Habana, el Papa celebró en privado una misa en la capilla del Seminario San Basilio Magno en Santiago de Cuba.

En esa misa participó una decena de religiosas Contemplativas de la Orden de las Misioneras de la caridad, fundada por la madre Teresa de Calcuta.

Entre ellas estaba una monja india, la hermana Teresa Querquetta, que desde que ingresó hace 20 años a las Misioneras de Caridad, recibió la misión, como sucede a las contemplativas de esta orden, de orar todos los días por un sacerdote. A ella le correspondió el cardenal Joseph Ratzinger, luego Benedicvto XVI.

Y así lo ha hecho desde entonces.

El arzobispo de Santiago de Cuba, monseñor Dionisio García Ibañez, lo sabía y aprovechó la ocasión para presentarle la hermana al Sumo Pontífice.

En el momento del encuentro, sor Teresa, con la típica vestimenta blanca y azul de las religiosas de la Madre Teresa, puso en el cuello del Papa una corona de flores.

Benedicto XVI se mostró conmovido, al encontrarse frente a la hermana, que cada día y sin interrupción, ora por él.

Un pequeño momento, en un viaje apostólico a Cuba que tuvo varias vivencias históricas.

(Con información de ANSA)