Por Glauber García Lara
Fotos: Juan Moreno
Los peloteros se «calentaron» demasiado y el juego tuvo el peor final posible. La polémica entre Odrisamer Despaigne y David Castillo no pasa de ser un clásico "calentón" de partido, bastante usual por cierto en la histórica rivalidad que viven Pinar e Industriales, una relación respeto-odio-deportividad que trasciende el diamante y alcanza lógicamente a la fanaticada.
El hecho en sí constituye una anécdota más en los duelos verd ...iazules; la reacción posterior de la afición capitalina, mejor dicho, de un grupo de tontos, se puede calificar de cobarde, por no utilizar una palabra más.
Porque no solo fue la ofensiva repulsa a David Castillo y al equipo vueltabajero, sino que una vez concluido el partido la emprendieron con el ómnibus de Pinar y con los agentes de la PNR que escoltaban a los campeones de Cuba.
Cristales rotos, desorden y cualquier cantidad de barbaridades cometieron aquellos que escudados en la multitud sacaron a la superficie lo peor de su personalidad; guapería colectiva, valientes de ocasión, hienas de la oportunidad, llámenlos como quiera; ya lo dijo el sabio: "no hay nada peor que una masa enardecida de estúpidos descerebrados".
Y seamos honestos, no hablemos de los habaneros, porque me consta que tienen defectos, pero también miles de virtudes, muchas dignas de imitar, por eso lo más justo es no generalizar.
Se preguntaba el colega Luis López: ¿No sé hasta cuándo veremos este tipo de espectáculos en nuestros estadios? Te respondo amigo: Hasta que no sancionemos duramente a los "bravos" de grada y hasta que no juguemos partidos a puerta cerrada como hacen muchas ligas de fútbol europeas.
Hace apenas dos días 74 personas murieron por disturbios entre hinchas en Egipto durante un partido de fútbol, y sin llegar al tremendismo de lo que ocurrió en tierra de faraones, debemos y tenemos que luchar por la seguridad de nuestro deporte y nuestros aficionados.
Alcohol en las gradas, apuestas, y otros males que vemos a diario en nuestros estadios no son un fenómeno nuevo, sobre todo en las plazas de los equipos históricos, cerrar los ojos ante tal situación es una respuesta indolente.
Imagen del partido juego entre Pinar del Río e Industriales
Por último quiero realzar la actitud de David y el resto de sus compañeros, que se limitaron a defender su honor y sus colores, sin dejar que la cosa fuera a más.
Cuando el infielder pinareño disparó el cuadrangular que apuntaló el título en la Serie de Oro no ofendió al público avileño, el pasado miércoles no permitió que se ofendiera al pinareño; fue grande en la victoria e inmenso en la derrota.
Con respeto pedimos que reciban nuestros fanáticos a Industriales en el Capitán San Luis, solo así demostraremos una vez más que la pelota no la gana el más bravucón, sino simplemente, el que mejor juega entre las líneas, y por ahora, el cartelito de campeón lo llevan los verdes.
(Tomado del periódico Guerrillero)