El Barça sufre ante un Madrid peleón

Por Javier Montenegro Naranjo, estudiante de periodismo de la Facultad de Comunicación de la Universidad de la Habana

Son muchos los factores necesarios para ganar un partido de fútbol. La efectividad de cara al gol es primordial. De nada sirve disponer de múltiples ocasiones si no se perfora la puerta rival. El Madrid creía en la remontada y plantó cara a un Barcelona que corrió con mucha suerte. Un trallazo de Ozil al travesaño y una mala definición de Higuaín luego de un error de Pinto fueron las dos gotas que desbordaron el vaso.

Hasta ese momento, Kaká, Ozil, Higuaín y Cristiano lo habían intentado de todas las maneras. El Barça no encontraba su juego y el Madrid no cesaba en el empeño de conseguir un gol que facilitase las cosas para la remontada. Pero es muy difícil jugar presionando durante todo el encuentro; los merengues bajaron la intensidad y el partido se calmó. Los azulgranas aprovecharon esto y lentamente desarrollaron su juego, pero muy lejos del tiqui-taca habitual. Quedaba un cuarto de hora y las esperanzas para el Madrid parecieron esfumarse en los numerosos fallos del inicio. Al Barça le cuesta arrancar en los encuentros contra los blancos, y un día lo van a pagar caro.

Iniesta fue sustituido por Pedro en el minuto 29 debido a una lesión y las dudas florecieron en el Camp Nou. Los de Guardiola tenían el esférico pero fallaban numerosos pases; llegaban a la meta defendida por Casillas pero no provocaban grandes peligros. Messi se encontró con un balón y varios metros por delante para intentar una nueva corrida. Los defensas merengues entraron en pánico y se lanzaron al unísono a buscar al argentino; este dio un pase espléndido a Pedro que, sin marca alguna, subió el primero para los locales ante un Casillas muy mal parado. Y para terminar el segundo tiempo, un mazazo sicológico para el Real Madrid: Dani Alves clavaba un balón en el ángulo tras el rechace de un córner. Un golazo. El silbatazo del árbitro subió el segundo al marcador y dio por terminada la primera parte.

Todo parecía estar servido para una goleada azulgrana, porque ni el más ferviente seguidor del Madrid podía imaginar qué depararía la segunda parte. Hasta ese momento el arbitraje fue muy irregular; es válido destacar la posible expulsión de Diarra antes del descanso. Una entrada muy fuerte pudo significar la segunda amarilla pero fue perdonada por el árbitro, quizás por temor a dejar en inferioridad a los merengues con 45 minutos por delante. Cuando comenzó la segunda mitad, el Barça siguió sin sentirse cómodo sobre el campo, y el Madrid aún soñaba con su pase a semifinales de la Copa del Rey.

Un gol anulado a Ramos por una supuesta falta sobre Alves encendió los bombillos de alerta en el feudo azulgrana. El defensa internacional marcó de cabeza tras un forcejeo con el lateral culé y tras no subir el tanto al marcador, los blancos se abalanzaron sobre el colegiado. En mi opinión no fue falta, pero sería una total especulación predecir el comportamiento del partido si ese hubiese sido el inicio de la remontada madridista. El árbitro continuó con la irregularidad de la primera mitad y lo mismo amonestaba a jugadores por entradas flojas, que perdonaba faltas de escándalos.

Mourinho realizó el carrusel de cambios y estos surtieron efecto. Granero sustituyó a Diarra, y luego Higuaín y Kaká dejaron el campo para la entrada de Benzema y Callejón, respectivamente. El Madrid apeló a la heroica y tras un pase de Ozil, Cristiano dribló a Pinto y marcó el primero. Tres minutos más tarde, un error en la defensa local dio la posibilidad al delantero francés de anotar el segundo tras un bonito sombrero a Puyol. Quedaban 20 minutos y los madridistas solo necesitaban un gol para apear a los  de Guardiola. Pero hasta ahí llegó el sueño blanco.

Una y otra vez llegaban los madridistas pero no lograban concretar. El Barça, con los nervios a flor de piel, intentaba reaccionar y con algunas individualidades trató de buscar un puntillazo con el tercero, pero jamás llegó. Una palabra resume los minutos tras el gol de Benzema: desesperación. Ambos equipos querían pero no podían. Para agregar más sazón al juego, el árbitro expulsó a Ramos por acumulación de amarillas, bien injusta la segunda. Al sonar el pitido final, los blancos querían "comerse" al árbitro. Razones tenían, pero su falta de efectividad en la primera mitad los dejó fuera de la siguiente ronda de la Copa del Rey.

Mourinho abrió el encuentro con un equipo más balanceado que en el Bernabéu. Dos jugadores de creación como Kaká y Ozil en el medio campo dejaban claras las intenciones del técnico portugués. El Madrid debería salir siempre a buscar el partido contra su máximo rival en España. Es mejor caer con las botas puestas, más si se trata de un grande del fútbol. Por su parte, el Barça jugó uno de los partidos más grises de la temporada. En un inicio fueron dominados por sus rivales y demoraron mucho en encontrar su juego; y luego, cuando se vieron con ventaja, se durmieron en las mieles y casi les pasan factura. Un partido emocionante, y que deja a ambos equipos con muchas interrogantes en vistas del próximo clásico de Liga, y también de un posible cruce en la Champions. Si la suerte acompaña, nos quedan tres clásicos más para disfrutar de goles, tánganas y todo lo que acarrea este tipo de encuentros.