Cubadebate

La enajenación mental al momento de participar en los hechos, es una defensa clásica en el orden de lo penal cuando de casos claros de asesinato se trata. El estar enajenado implica para el comisor no poseer la capacidad para deducir las consecuencias de sus actos, pudiendo determinar entre el bien y el mal. En mi percepción, el asesino de Utoya ciertamente estaba enajenado, pero no con una enajenación mental clásicamente psiquiátrica, sino con aquella que se manifiesta como un fenómeno moderno de la reclusión de las personas en los mundos paralelos de videojuegos, películas y televisión violentas, excentos casi en su totalidad de socialización e interacción con la vida real. Es un producto muy similar al de los adolescentes de Columbine, el coreano del MIT y otros. Creo que lamentablemente no será el último caso en el que se llega al punto de no establecer el límite entre disparar un M-16 en "Call of Duty" y apuntar a la cabeza de una persona de carne y hueso y volarle los sesos. Este mundo tiene ya demasiados asesinos legalmente aptos y muertes, no necesitamos el estímulo de la manipulación del comercio de la violencia, cada día más personalizada y enfocada en modificar las características y gustos de sus consumidores a conveniencia de los medios. El único resultado de esto será, parodiando a Stanley Kubrick, que cada día serán muchos más los que asuman la filosofía de "nacidos para matar".

Estoy convencido de que si hubiese sido un inmigrante o una persona de color el dictamen médico hubiese sido diferente... eso en caso de que un psiquiatra lo hubiese entrevistado. Los prejuicios a la orden del día.

Al paso que vamos, pronto los humanos perderemos la capacidad de asombro que nos distingue como animales superiores. Muy acertada la opinión de Alejandro. Le añado a su observación que lo más lamentable de todo es que la mayoría de las víctimas de esa enajenación moderna, resultante "de la reclusión de las personas en los mundos paralelos de videojuegos, películas y televisión violentas, exentos casi en su totalidad de socialización e interacción con la vida real", como bien alega, son empujadas a vivir en ese estatus muchas veces por los propios padres, quienes consciente o inconscientemente prefieren ver a sus hijos desarrollarse como zombies con tal de sustraerlos de la "jungla" en que están convertidas las calles en buena parte de las naciones más desarrolladas. Pero ojo, el fenómeno se da también en países de economía emergente, y en el caso Cuba ni soñar que estamos a salvo.

Quien hubiera pensado que en tranquila, democrática y pacífica Noruega había gente como Breivik...ya lo dice el refran "Y en aguas tranquilas hay demonios"