Cubadebate

Buena idea por parte de nuestros hermanos Dominicanos

Se hace justicia en su propia tierra a pesar de que los cubanos lo vemos como cubano de nacimiento. El Generalisimo, junto con el Che Guevara, son los extranjeros que no lo son porque asi los ve el pueblo cubano,por todo lo que hicieron de manera desinteresada en las luchas por nuestra independencia,tal es asi que desde hace muchos años estan en las monedas y billetes nacionales.

Soy banilejo, dominicano, que admira al pueblo cubano, sus gentes, su solidaridad casi perenne y de toda circunstancia, pero hoy de ustedes, hermanos cubanos, como de algunos compueblanos, disiento. Lo que las calles de Baní reflejan, contradice la pretensión de unos pocos de cambiar el nombre a la provincia por Máximo Gómez, sin embargo, hay que permitir que todos se expresen, para que el consenso pueda evacuar un acuerdo que elimine la innecesaria desavenencia, traída con derecho pero mal encaminada. Tal y como expresé en medios locales y en los foros en que el tema ha sido discutido, hay hechos irrefutables, nadie en América sería capaz de disputar a Máximo Gómez el cetro de libertador, porque al evocarlo se oyen los tambores de la guerra, se respira el humo de las batallas y se ven desfilar a los mambises tremolando al viento sus estandartes curtidos por lo soles de la gloria. Nadie puede regatear en el Generalísimo Máximo Gómez sus dotes de estratega intuitivo, su intrepidez personal y su grandeza heroica como guerrero libertario de cuba. Sin embargo, la mayoría en nuestra provincia no advierte la necesidad actual e histórica del cambio, sobre todo porque la patria, mi patria, su patria, la patria de todos los dominicanos, no le entusiasma tanto al encontrarlo en la historia abrazando la iniquidad del vasallaje, al escucharlo perseguir las primeras voces vindicadoras de la tierra irredenta y al ver en sus manos el impío hierro que abatía libertades y no como en cuba, la espada que fundó soberanía. Gómez tiene su corona, válidamente obtenida y no es necesario acomodar la historia y pretender reducir acontecimientos, gestas, desechar posturas, eliminar actuaciones pasadas, históricas, insuflando un halo mágico, invencible, como si no existiera un hombre que no se equivocara. Probablemente resulta muy discutido sus honores en la República Dominicana, porque lo vio portar un estandarte distinto al emblema nacional en la inmarcesible jornada de la restauración de la República en 1863, cuando un ejercito curtido por la dignidad avanzaba decidido sobre las huestes opresoras del colonialismo. Permítanme hoy y con debido permiso, decir aquí, viva eterna, libre, Republica dominicana, porque sin la gesta restauradora, Yo no tendría patria y ustedes, una espada libertadora. Cordialmente, Sócrates