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Soy Tata Nganga: lo inmenso de las cosas sencillas (+ Fotos)

Por Marcos Alfonso

Presentación de la exposición Afrodescendientes en Guanabacoa. Foto: Marco Alfonso

Presentación de la exposición Afrodescendientes en Guanabacoa. Foto: Juan Matos

Los cueros llaman. Al repique de los tambores y el timbre del cencerro, cientos de pueblerinos de Guanabacoa se arremolinaron en las vetustas paredes del otrora Liceo Artístico y Literario, hoy Casa de la Cultura Rita Montaner: crisol humano, alquimia de claroscuros y toda su gama de matices, tal es esta tierra y sus singulares pobladores.

El motivo lo justificaba plenamente: la premiere del documental Soy Tata Nganga, cinta en la cual afloran audacia, alegría, pasión, fervor, añoranzas, musicalidad, pertenencia. es como el viaje imaginario al Paraíso Espiritual que el artista del lente Roberto Chile, de vasta obra, nos regala en esta obra nacida más de su corazón, que de su ojo avizor.

La tarde, singular, tuvo como regalo especial la presencia de quien constituye leit motiv del documental: Enrique Hernández Armenteros, Enriquito, nonagenario sacerdote de las religiones cubanas de origen africano, quien desde su trono de "rey sencillo", hombre nacido para el bien, es el hilo conductor de esta pieza de 22 minutos que, al decir de algunos colegas, hará historia.

Tuve el privilegio de andar, de principio a fin, en la expedición de Chile. A lo largo de la travesía, de casi un lustro, pude corroborar la sentencia del sabio cubano Don Fernando Ortiz, quien sentenció con sobrada razón: "(.) Se ha dicho en repetidas ocasiones, que Cuba es un crisol de elementos humanos (...) Hagamos mejor un símil alo criollo, digamos que un cubanismo metafórico, y nos entenderemos mejor, más pronto y con detalles: Cuba es un ajiaco."

El observador podría argüir: ¿y qué es un ajiaco? Es el guiso típico del pueblo Taíno al que los colonizadores peninsulares añadieron novedosos ingredientes, y que luego fue enriquecido con los elementos de la cocina africana, y saborizado por las especies orientales; amortiguado en el tiempo por la causticidad de los franceses y rematado por la simplificación del horno anglosajón. Tal guiso es Cuba. Pero no hecho del todo, sino al decir de Don Fernando, en constante cocción.

La olla, es Guanabacoa, fundada como pueblo el 12 de junio de 1554 por el Cabildo habanero, y casi dos siglos después designada oficialmente Villa. Con la desaparición de los aborígenes, esta hermosa tierra sirvió de asiento a los negros esclavos destinados como mano de obra a las plantaciones cañeras. Por derecho propio, es tierra de afrodescendientes.

La tarde del vigésimo día de octubre, devino tal. El pasacalle, elegante y rítmico, de la mano de los más pequeños. Los grupos Olorum y Cucalambé y los cantos y bailes dedicados a Yemayá y Chango. Los alumnos del Conservatorio Guillermo Tomás y sus interpretaciones a violín y flauta de piezas claves de la cubanía. El trovador Rafael Valdivia, de la nueva generación y los reguetoneros de Primera Base. Pedir más sería egoísmo.

Para no pecar, los organizadores presentaron la muestra fotográfica Afrodescendientes, Guanabacoa-Cuba: 40 retratos llenos de cubanía salidos del ojo avizor y del obturador de Roberto Chile, devenido artista del lente y los fotogramas.

Algunas personas con las cuales pude dialogar, de diversas ocupaciones, coincidieron en la magistralidad del documental Soy Tata Nganga, en el cual se hilvanan con sabia coherencia las imágenes y nos dejan no solo la enseñanza acerca de quien es Enriquito y su mágico y místico Palo Monte. También ilustran hasta dónde abarca la cubanía y su cultura.

O mejor, como me comentara Gabriel Navarrete, director de la Organización Cultura y Cooperación Internacional, de España, quien puso alma, corazón y vida para hacer realidad la tarde del veinte de octubre: "Es acto de fe", lo cual corrobora las palabras de Enriquito en el documental: "Pobre de la persona que no tenga fe en la vida".

La expedición visual nos lleva por recovecos inimaginables y nos colma de ese espíritu quijotesco: autenticidad y desenfado aparecen como telón de fondo y nos refleja el legado trasmitido por nuestros ancestros quien en diáspora forzosa, con su fardo de sueños y costumbres, fueron impostados a estas tierras y perviven, afincados en sus raíces, a través de sucesivas generaciones. El misterio de las imágenes nos revela profecías convertidas en rostros, miradas furtivas o penetrantes sonrisas. Todo eso somos.

Cada día, hora, minuto, suceden una sola vez en la vida. Esos instantes íntimos, precisos, exclusivos, ahora ante nuestra curiosa mirada, pasarán a la posteridad como parte de la historia de Guanabacoa, pueblo único e irrepetible. Y lo esencial para este cronista: nos permite desandar por ese mundo mágico y místico, quizás desconocido, pero cercano en la sangre que nos unge.

Enriquito, ese Tata Nganga mayor, quizás el más añejo de Cuba, al desempolvar a sus ancestros, nuestros también, nos ofrece los condimentos de la existencia, añejas historias y claves de remotos enigmas. El tiempo, eterno mutante, parece detenerse para luego proseguir impenitente su marcha.

Es el divino regalo que por el Día de la Cultura Nacional nos hicieron Roberto Chile y su minúscula trouppe, para demostrarnos que de las cosas sencillas, tejidas desde el interior del corazón y con la óptica rigurosa del orfebre, nacen obras como Soy Tata Nganga, portadoras de inmensa pasión humana.

Festejos por el Día de la Cultura en Guanabacoa. Foto: Marco Alfonso

Presentación de la exposición Afrodescendientes en Guanabacoa. Foto: Juan Matos

Presentación de la exposición Afrodescendientes en Guanabacoa. Foto: Marco Alfonso

Presentación de la exposición Afrodescendientes en Guanabacoa. Foto: Juan Matos

Presentación de la exposición Afrodescendientes en Guanabacoa. Foto: Marco Alfonso

Presentación de la exposición Afrodescendientes en Guanabacoa. Foto: Juan Matos

Presentación de la exposición Afrodescendientes en Guanabacoa. Foto: Marco Alfonso

Presentación de la exposición Afrodescendientes en Guanabacoa. Foto: Juan Matos

Presentación de la exposición Afrodescendientes en Guanabacoa. Foto: Marco Alfonso

Presentación de la exposición Afrodescendientes en Guanabacoa. Foto: Juan Matos

Presentación de la exposición Afrodescendientes en Guanabacoa. Foto: Marco Alfonso

Presentación de la exposición Afrodescendientes en Guanabacoa. Foto: Juan Matos

Presentación de la exposición Afrodescendientes en Guanabacoa. Foto: Marco Alfonso

Presentación de la exposición Afrodescendientes en Guanabacoa. Foto: Juan Matos

Presentación de la exposición Afrodescendientes en Guanabacoa. Foto: Marco Alfonso

Presentación de la exposición Afrodescendientes en Guanabacoa. Foto: Juan Matos

Presentación de la exposición Afrodescendientes en Guanabacoa. Foto: Marco Alfonso

Presentación de la exposición Afrodescendientes en Guanabacoa. Foto: Juan Matos