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La escritura cursiva se extingue

escritura-cursivaPor Mónica Beltrán
Perfil

Escribir a mano, con un lápiz o lapicero, está en desuso y pocos entienden que mantener ese hábito tenga alguna utilidad. Sin embargo, hay especialistas que aseguran que perder la costumbre de escribir a mano puede traer consecuencias en el pensamiento y hasta acelerar el envejecimiento cerebral. Como en todo, hay caminos alternativos, términos medios que es necesario transitar.

"Profe, me olvidé cómo se escribe. Estoy tan acostumbrada al celular y la computadora que no me salen las letras", le dijo una estudiante de quinto año de Psicología de la Universidad del Salvador a su profesora, Laura Waisman, docente de la cátedra de Orientación Vocacional. La docente, que se lo contó a PERFIL, confiesa que no lo podía creer.

Pero toda la responsabilidad no es de las nuevas tecnologías. Si así fuera, la cosa tendería a agravarse con la incorporación de las netbooks en las escuelas secundarias de todo el país y en las primarias, en el caso de la Ciudad de Buenos Aires. El problema principal es que los chicos no entienden la utilidad de seguir escribiendo a mano y que los maestros no siempre registran este asunto como un problema más del aprendizaje.

"El problema de la caligrafía en mi escuela es de mucho tiempo. Antes de que llegaran las computadoras a las escuelas, ya muchos chicos tenían grafías casi indescifrables, para decir verdad no tengo certezas sobre los motivos pero siempre me rondó por la cabeza la idea de que en la escuela pocas veces la escritura tiene una función verdadera, nunca se escribe con una verdadera intención comunicativa", opina la profesora Adriana Bargallo, profesora de Prácticas del Lenguaje en la Escuela Secundaria Básica Nº 49 de Moreno.

"Siempre les digo a mis alumnos que, si bien estamos rodeados de tecnologías, la escritura a mano está más ligada al mundo interno de las personas, al casero, al íntimo, al de los sentimientos más profundos, y que no tienen que perderse eso", dice la docente a PERFIL.

El síntoma está extendido en las escuelas. Un informe de la Unesco de junio último advirtió que siete de cada diez alumnos argentinos presentaron escritos que resultan indescifrables en un estudio de habilidades de los estudiantes de América latina y el Caribe. Pero, además, reconoce que el fenómeno no es sólo en este país sino en toda la región. Y en Italia, la Sociedad de Pediatría acaba de alertar que la caligrafía está en vías de extinción debido al uso cada vez más extendido de los teclados.

"El uso de la mano tiene una parte muy grande de representación cortical, así como lo visual tiene su parte. Cada parte del cuerpo da órdenes al cerebro. Si cada vez se usa menos la escritura manual, hay riesgo de que el cerebro funcione distinto. La escritura permite la organización de estructuras a nivel cerebral que hacen memorizar las palabras, la sintaxis; una cantidad de datos que luego van a ser elaborados para estructurar el pensamiento", explica el neurólogo infantil León Benasayag.

La pregunta, pese al temor que provoca, resulta insoslayable: ¿los jóvenes de hoy, entonces, tendrán cerebros envejecidos prematuramente?

El especialista, que es profesor de Neurología en la UBA y fellow de la Royal Society of Medicine de Londres, deja abierto el problema: "Si se tiene en cuenta que a las personas, para mantenerse jóvenes, se les recomienda que hagan crucigramas, ejercicios manuales, palabras cruzadas y que ejerciten sus manos y sus funciones intelectuales, podría pensarse en que sí habría jóvenes con cerebros cada vez más viejos. Pero como no se ha investigado lo suficiente sobre los cambios que producirán las nuevas funciones que se van desarrollando con la tecnología, hoy no es posible dar una respuesta única".

Para la psicopedagoga Gabriela Dueñas, pensar que la falta de uso de la mano puede repercutir en el pensamiento es exagerado: "¿Por qué no pensar que con el Blackberry, por ejemplo, se usan los pulgares que antes casi no los movíamos y que, tal vez, esto ponga en marcha nuevas zonas cerebrales?", se pregunta. La especialista, que trabaja en el Instituto Lasalle de Florida, advierte que los cambios siempre "provocan una revolución" en el mundo educativo y "ante la incertidumbre, muchos tienden a cerrarse a lo desconocido".

Para Dueñas, todavía hay temas que la escuela debe resolver sobre el uso de la palabra escrita, como el caso de los chicos que llegan al consultorio porque "el aprendizaje de la cursiva" sigue siendo uno de los principales obstáculos de los chicos a la hora de aprender. "Nos consultan por disgrafías, dislexias y, cuando se evalúa, el resultado es que el problema tiene que ver con la mayor familiaridad que los chicos tienen con la letra de imprenta por los medios audiovisuales". No estaría mal -sugiere- que la escuela revise si es necesario poner tanto acento en la cursiva, que podría convertirse en poco tiempo en "un elemento más que se enseñe como un bien cultural histórico, como ocurre con los números romanos".