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El mercado del petróleo

Por Iñigo Sáenz de Ugarte
Guerra Eterna
sube-precio-petroleo1Escribí en 2008 que muchas de las acusaciones a los especuladores como casi únicos responsables del alto precio de petróleo se basaban en una lectura interesada del mercado. Entre otras cosas, ignoraban la presión de la demanda en los últimos años en un mercado inevitablemente volátil por la limitación de la oferta y la irrupción en la última década de países emergentes. Y también porque existe la idea de que podemos vivir eternamente del consumo abusivo de los combustibles fósiles sin preguntarnos de otra cosa cuando ponemos en marcha el coche.

No negaba que la especulación existiera. Existe en todos los mercados de materias primas. Ya se sabe que los mercados de capitales no conocen fronteras y las que había se han ido eliminando. Para los capitales, nunca hay obstáculos, las mercancías a veces lo tienen algo más difícil y las personas, por el contrario, son consideradas material sospechoso.

Lo ocurrido la semana pasada fue revelador. En esta ocasión, no había más razón que la especulación en el movimiento del mercado, especulación a la defensiva, por así decirlo. Las sociedades de capital riesgo entraron en pánico y se produjo una oleada vendedora que provocó un descenso repentino del precio del barril. Un hedge fund llegó a perder 400 millones de dólares en la estampida. El volumen de las pérdidas daba alguna pista sobre las ganancias que se han podido obtener en los últimos años.

Los algoritmos y los ordenadores también jugaron un papel vital. La bola se alimentó a sí misma cuando los ordenadores ejecutaron órdenes de venta porque estaban programados para hacerlo a determinado nivel. Y eso hizo que entraran en acción otros ordenadores cuando el precio siguió bajando.

Increíblemente grandes sacudidas de los operadores comerciales del llamado stop-loss han sorprendido el mercado. Las órdenes de venta automática del petróleo se estrellaron contra los precio que los comerciantes habían programado con antelación en sus supercomputadoras. En muchos casos, a los algoritmos informáticos ajustados técnicamente les pasa como al aceite que cae por niveles y que, una vez desbordados, suelen provocar olas cada vez mayores. En el caso del petróleo, lo que podría desbordarse son las ventas futuras.

Este tipo de cosas da muchísima tranquilidad. El precio de una materia prima básica puede desplomarse sin que nadie tenga muy claro por qué.

Siete días después, la espiral bajista ha cambiado de signo y el petróleo ha vuelto a subir hasta llegar a los 114 dólares. El carrusel no puede pararse pero al menos quizá sería bueno que los agentes del mercado tengan que pagar algo más para intervenir en él. Es poco probable que eso sea una solución a un problema estructural.