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Después del desfile del Primero de Mayo: Rabos de nube (+ Fotos)

Dos marchas en un lapso de 16 días, no hay imaginación que aguante. ¿Qué hacer, cómo no repetirme con dos eventos tan similares en tan corto tiempo? Decidí entonces saldar una vieja deuda que David y yo teníamos. Todos marchamos en incontables ocasiones a lo largo del año, pero, ¿qué sabemos de lo que sucede después? No mucho, salvo que un grupo de gente anónima pone orden al caos que genera la multitud. Así que le puse rostro  a estas personas que tras marchar embisten con sus escobas el mar de papel que inunda las calles aledañas a la Plaza.

Marché con ellos para comprender verdaderamente qué significa marchar y volver sobre tus pasos. Comenzó entonces una espera que casi me hizo perder la paciencia; solo me salvó una agradable conversación sobre fotografía con una increíble señora, una "vieja alegre" como ella se autodefine. Finalmente, cuando se detuvo el torrente de "desfiladores", empezó la tarea del ejército de escobas. Una febril inquietud se apoderó de la Plaza que se vio inundada por una singular tropa que barrió, limpió, echó al cesto y devolvió a las calles del Vedado su apariencia. A las diez de la mañana, solo las habituales hojas de los árboles rodaban en las aceras.

Como miembros de comunales, listos para marchar

Como miembros de Comunales, listos para marchar. Foto: Rafael González/Cubadebate.

Escobas en alto. Foto: Rafael González/Cubadebate.

Escobas en alto. Foto: Rafael González/Cubadebate.

Rostros duros y enérgicos los de estos hombres. Foto: Rafael González/Cubadebate.

Rostros duros y enérgicos los de estos hombres. Foto: Rafael González/Cubadebate.

La sublime belleza del trabajo. Foto: Rafael González/Cubadebate.

La sublime belleza del trabajo. Foto: Rafael González/Cubadebate.

Tras marchar, esperan que finalice el desfile. Foto: Rafael González/Cubadebate.

Tras marchar, esperan que finalice el desfile. Foto: Rafael González/Cubadebate.

Como fieles mosqueteros. Foto: Rafael González/Cubadebate.

Como fieles mosqueteros. Foto: Rafael González/Cubadebate.

Arranca el ejército de escobas

Arranca el ejército de escobas. Foto: Rafael González/Cubadebate.

El auxilio de las máquinas es indispensable en estos casos. Foto: Rafael González/Cubadebate.

El auxilio de las máquinas es indispensable en estos casos. Foto: Rafael González/Cubadebate.

Las barredoras son un gran auxilio. Foto: Rafael González/Cubadebate.

Las barredoras son una gran ayuda. Foto: Rafael González/Cubadebate.

Los carros de siempre no podían faltar. Foto: Rafael González/Cubadebate.

Los carros de siempre no podían faltar. Foto: Rafael González/Cubadebate.

Las tradicionales yaguas hicieron lo suyo. Foto: Rafael González/Cubadebate.

Las tradicionales yaguas hicieron lo suyo. Foto: Rafael González/Cubadebate.

Un descanso a la vera de Che. Foto: Rafael González/Cubadebate.

Un descanso a la vera de Che. Foto: Rafael González/Cubadebate.

Contemplando el trabajo hecho. Foto: Rafael González/Cubadebate.

Contemplando el trabajo hecho. Foto: Rafael González/Cubadebate.

Las calles vuelven a su tranquilidad habitual. Foto: Rafael González/Cubadebate.

Las calles vuelven a su tranquilidad habitual. Foto: Rafael González/Cubadebate.

Auténticos rabos de nube. Foto: Rafael González/Cubadebate.

Auténticos rabos de nube. Foto: Rafael González/Cubadebate.

Rabo de nube

Letra y música: Silvio Rodríguez

Si me dijeran pide un deseo,
preferiría un rabo de nube,
un torbellino en el suelo
y una gran ira que sube.
Un barredor de tristezas,
un aguacero en venganza
que cuando escampe parezca
nuestra esperanza.

Si me dijeran pide un deseo,
preferiría un rabo de nube,
que se llevara lo feo
y nos dejara el querube.
Un barredor de tristezas,
un aguacero en venganza
que cuando escampe parezca
nuestra esperanza.