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Pueblos indígenas temen su exclusión de la negociación climática de Cancún

Pueblos indígenasTienen un conocimiento ancestral de la selva y de su gestión de forma sustentable y se ven directamente afectados por las iniciativas de lucha contra la deforestación; sin embargo, los pueblos indígenas temen que no se escuche su voz en la conferencia sobre el clima de Cancún.

La negociación sobre el mecanismo REDD+ (Reducción de las Emisiones debidas
a la Deforestación y a la Degradación de los bosques) debe comenzar el viernes.

El jueves se reúne, como todas las mañanas, una multitudinaria asamblea de representantes de pueblos indígenas, principalmente latinoamericanos, pero también asiáticos o africanos, para preparar su estrategia de cabildeo.

Militan ante las delegaciones de sus países, y de otros como la Unión Europea, para que la REDD+ incluya una salvaguarda que imponga "el consentimiento libre, previo e informado" de las comunidades indígenas a cualquier medida contra la deforestación.

Piden que integre también la Declaración de la ONU sobre los Derechos Fundamentales de los Pueblos Indígenas.

El ambiente en la sala es de gran nerviosismo porque corre la voz de que su reivindicación, que parecía progresar, está ahora amenazada en la negociación de Cancún.

"Por lo que he entendido, los negociadores del texto de REDD+ no quieren ver absolutamente nada con relación a los pueblos indígenas, no quieren que el texto incluya siquiera una referencia", da la alerta Berenice Sánchez, de la Red Indígena de México.

El líder indígena peruano Miguel Palacín advierte que deben movilizarse ahora, antes de que sea demasiado tarde y los negociadores hayan adoptado un texto que los excluya de la toma de decisiones en materia de deforestación.

"No nos permiten participar directamente en la negociación, porque sólo se reúnen los gobiernos y lo hacen a puerta cerrada", explica a la AFP Onel Masardule, líder de la comunidad kuna de Panamá.

"Lo que vemos es que (los gobiernos) no quieren aceptar la Declaración porque les implica asumir compromisos, de consultar e informar a nuestras comunidades de todas las iniciativas en lugar de simplemente imponerlas como hacen ahora", lamenta.

El mecanismo REDD+ consiste en pagar compensaciones financieras a los países que tienen importantes extensiones selváticas para que frenen la deforestación o la degradación de sus bosques.

Sin embargo, sólo el 9% de las selvas del mundo son propiedad legal de los pueblos indígenas. Esto podría implicar imposición a las comunidades tradicionales de monocultivos o OGMs, prohibición de la caza o en casos extremos incluso expulsión de tierras ancestrales.

Sus detractores advierten que sin salvaguarda de los derechos indígenas, REDD+ puede significar la transformación de las selvas en meros "valores económicos".

En lugar de ser una imposición, REDD+ tiene que ser una "herramienta para los pueblos indígenas en cuanto a los derechos a la tierra y al territorio", defiende Carlos Picanerai del pueblo Ayoreo de Paraguay, haciendo hincapié en su "conocimiento y el uso tradicional" de los bosques de acuerdo con un desarrollo sustentable.

"Somos cazadores y recolectores y pequeños productores de agricultura, pero a nivel familiar, sin maquinaria de grandes portes para poder deforestar", explica Picanerai a la AFP.

"Aquí hemos venido a luchar, a defender los derechos de los pueblos indígenas originarios porque nosotros vivimos en la tierra, por eso estamos viniendo, para defenderla del cambio climático", insiste Walberto Baroona, mallku (autoridad aymara) de medio ambiente de Bolivia.

Cuentan en Cancún con el apoyo de un puñado de países, liderados por Bolivia, y con la ayuda de la Unión Europea.

Pero son conscientes de que no deben bajar la guardia hasta que la negociación no esté zanjada. "Hay que dormir con un ojo cerrado y el otro abierto, porque la anaconda, el jaguar, el mal espíritu están siempre al acecho", afirma el ecuatoriano Juan Carlos Jintiach.

(Con información de AFP)