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La teoría de la "Camisa de fuerza"

Por Michel Contreras

Pelota de béisbolEn una entrevista que le hice años atrás, el ex lanzador zurdo Maximiliano Reyes me confesó que Agustín Marquetti apenas consiguió sacarle la pelota del cuadro en las ocasiones que se vieron frente a frente.

"¿Y cómo lo logró -indagué-, si Marquetti era un látigo inclusive para pitchers de más categoría que usted?". "El secreto no tiene nada de secreto -me dijo. Como él también es zurdo, yo le soltaba la bola por el lado del brazo, y trataba de ponérsela lo más incómoda posible".

Pura y simple cuestión de ángulo de salida. Los recursos de Reyes no eran portentosos, pero aprovechaba su condición de siniestro para aniquilar al legendario toletero de Alquízar. Y claro está, el suyo no es un caso único: precisamente la habilidad para los lanzamientos laterales ha sido el arma fundamental de figuras que mucho han brillado en nuestro béisbol, como el siniestro cienfueguero Norberto González y el derecho villaclareño Yolexis Ulacia.

Traigo este tema a colación porque, de veras, me asombra el deleite con que nuestros técnicos y managers han acogido la veterana teoría del "zurdo contra el zurdo", y en cada juego veo preocupado cómo la inmensa mayoría de nuestros bateadores de la 'mano equivocada' son sustituidos sin dilación cuando el encuentro llega a una instancia crucial y deben enfrentar a un rival zurdo.

¿Y por qué?, me digo. Si los zurdos que trabajan a tres cuartos y por encima del brazo resultan casi igual de bateables desde los dos lados del cajón. (Obviamente, lo mismo sucede con los pitchers diestros).

¿Por qué razón se asimila tan rígidamente esa creencia?, me pregunto, y me sobrevuela la peregrina idea de que un día un sesudo defenderá la teoría del "derecho contra el derecho", y el béisbol se convertirá en un deporte donde el dogmatismo hará su agosto.

Con sobrada razón, el colega Osviel Castro sostuvo que más que los cambios por jugadores de la otra mano, lo importante es saber emplear las estadísticas en función del partido. Y cito un ejemplo reciente: en la Serie Nacional anterior, Stayler Hernández compiló .395 versus serpentineros siniestros. Sin embargo, el domingo último fue reemplazado en las postrimerías del desafío. ¿La (sin)razón?: en el box oponente había un zurdo.

Mal vestidos iremos a la fiesta si empezamos a ponernos camisas de fuerza. Recuerdo que hace algún tiempo, uno de los equipos más potentes del béisbol profesional norteamericano, los Medias Rojas de Boston, salía al diamante con una alineación cuajada de bateadores zurdos, y no por eso dejó de ser letal para los adversarios, y no por eso los demás se la pasaron encaramando zurdos en el box.

¿A quién prefiere usted pasa salir de un mal momento frente a, digamos, Giorvis Duvergel? ¿A un "zurdito" con poco en la bola, incapaz para colmo de lanzar por el lado del brazo, o a un derecho con todas las de la ley? Seguramente al diestro, aunque la teoría explique lo contrario.