Cubadebate

Carlos Muñiz era parte de la apertura necesaria para que entre la emigracion cubana se cerrara la brecha que desesperadamente trataban de mantener abierta los rufianes que desde el imperio convierten la contrarevolucion en lucrativo negocio, jamas olvidare las noticias acerca de su muerte y como los familiares tuvieron que decidir entre alargar el sufrimiento viendolo conectado a tantos equipos, o acabar lo que de manera natural acabaeria horas despues. Pero Carlos fue mas que la simple busqueda de un dialogo, un acercamiento, Carlos representaba un nuevo camino para los que habian abandonado Cuba y que por diversas razones no entraban en contacto con ella, Carlos significaba la eliminacion de las barerras que de la parte de alla se interponian, y que significaban la perdida paulatina del poder de las amenazas y del terror implantado para mantener el gran negocio de estar contra Cuba desde alla.
Al oir y ver a su hijo en aquel atril hablando a los cubanos y demas personas reunidas en ese foro, hablando a todos en nombre de su padre, siento la satisfaccion de ver que la obra emprendida pr aquel joven no fue en vano, que los caminos se abren poco a poco, y que los enemigos estan cada vez mas en desventaja.

"Cuando se muere en brazos de la patria agredecida
la muerte acaba, la prisión se rompe
empieza al fin con el morir la vida".

No preciso si este fue el orden de la redacción de José Martí sobre estos versos, pero al fin da igual si se interpreta lo mismo:

Los muertos no vuelven a la vida, sino que viven eternamente cuando su vida ha sido útil, generosa y han aportado un poco de su hacer a los demás, así será de los siglos y por los siglos y a estos no hay imperio que los encierre.

Los muertos nuestros, como es el caso de Carlos Muñiz Varela, no se han ido nunca, no estan muertos ni han dejado de pelear como José Martí que aún lo sentimos en la arenga en cualquier parte en que se dilucidan y analizan las razones de un futuro que ganamos y que ahora queremos llevar adelante con más fuerza.

Los cinco son por estos días noticias. Cientos de personas de todo el mundo, de todos los estamentos, de todas las ideologías y con un sentir de internacionalismo que asusta al enemigo, ponen su voz y su mano para pedir que vuelvan a casas.

Todos los hacen con una poesía, con una canción y con un beso; nadie hace referencia siquiera a las armas, aun cuando todos vienen con las botas y el traje de pelea, porque en esta parte del mundo no hay nadie cobarde, nadie come miedo aquí, y si alguien tiene verguenza para hacerlo somos nosotros, los que reclamamos que termine la injusticia y no pedimos sino a cambio que los héroes vuelvan a casa.

Que bueno que viene un puertoriqueño, que lo es de pura cepa, pero también es cubano como lo fue, aunque alguien quisiera arrancarlo de sus raíces, su padre Carlos Muñíz Varela.

Vale por todos los pueblos: por Cuba, por EE.UU. por Puerto Rico, por tantos y por tantas, como diría Chávez; por todo lo de amor que lleva la gente dentro, que el presidente de los EE.UU. Barack Obama escuchara el claro voces que no viene sino del corazón americano y del mundo, y nos mandara a casa a los héroes.

Sería bueno que para el día de navidad, que es casi un día sagrado en EE.UU. nos mandaran a los héroes, que resultaría un regalo para el pueblo de allá y el de aquí y para todos los pueblos, sin hacer comentarios de por qué, porque resulta que el pueblo en vigília los estará esperando.