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¿Escalada de hostilidad contra los musulmanes en Estados Unidos?

El taxista Ahmed Shariff en su casa, junto a tres de sus hijos, luego de dejar el hospital donde atendieron las heridas de cuchillo.

El taxista Ahmed Shariff en su casa, junto a tres de sus hijos, luego de dejar el hospital donde atendieron las heridas de cuchillo.

Ahmed Shariff es un inmigrante de Bangla Desh que vive desde 1975 en Estados Unidos. Desde hace 15 años es taxista en Nueva York. Tiene 4 hijos, todos nacidos en esa ciudad. El pasado martes, cuando empezaba a oscurecer, montó a su taxi, en un área frecuentada por estudiantes de la escuela de Artes Visuales, un joven algo pasado de tragos. Apenas se puso en marcha el vehículo, el joven, de pelo rubio y algo obeso, hizo varias preguntas al taxista: ¿cuál es su religión?, ¿es usted musulmán?, ¿observa el Ramadán? Shariff le respondió con sinceridad, y de inmediato sintió en su nuca un filoso cuchillo, y a la vez palabras de amenaza contra su vida.

¿Por qué vas a matarme...¿por qué?, le dijo el taxista, al mismo tiempo que continuaba atendiendo la marcha del auto color amarillo. Cuando frenó en Second Avenue y East 24thStreet empezó un forcejeo con el agresor, quien logró herirlo en el cuello y la cara. Logró abrir la puerta del vehículo y tomar la calle. Su camisa estaba totalmente ensangrentada. Un policía que estaba cerca vio lo sucedido y corrió hacia el auto. El joven, con el cuchillo en la mano, decía: "Me defendía porque me quería robar...me quería robar".

Ambos, el agredido y el agresor, fueron llevados a un hospital. Ahmed Shariff para ser atendido de las heridas sufridas; Michael Enright, de 21 años, para determinar su estado de ebriedad y también su estado sicológico. Al día siguiente, Shariff pudo retornar a su casa, y Enright fue presentado ante una autoridad judicial, y acusado de "intento de homicidio" y "crimen de odio". La prensa de Nueva York supo que Enright había regresado en mayo a Estados Unidos luego de haber estado varias semanas en la provincia afgana de Helmand filmando a las tropas de ocupación norteamericanas. Estaba, en fin, realizando un documental sobre la guerra. Iba a ser su trabajo de tesis para concluir los estudios de artes visuales.

Enright, sin duda, trasladó a Nueva York lo que vio en Afganistán: el comportamiento criminal de las tropas norteamericanas contra la población musulmana a lo largo de casi una década. No debemos olvidar que luego de los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001, el presidente George W. Bush, en una acción de venganza y castigo, ordenó el bombardeo de Afganistán donde supuestamente se hallaba el militante islámico Osama Bin Laden y los principales dirigentes de Al Qaeda, acusados como responsables de los ataques a las Torres Gemelas de Nueva York y de un ala del Pentágono, en Washington.

Esta es una foto del joven Enright, el agresor, colocada en su página de Facebook. Tiene un arma en la mano como si la guerra y la violencia fuese su destino.

Esta es una foto del joven Enright, el agresor, colocada en su página de Facebook. Tiene un arma en la mano como si la guerra y la violencia fuese su destino.

Desde entonces, la vida de los musulmanes en Estados Unidos, que se estiman entre ocho y diez millones por algunas fuentes, ha sido mucho más difícil. Sobre todo porque un 75 % de ellos se han opuesto a la guerra de Iraq y un 65 % a la guerra de Afganistán, tal como lo evidenció una reciente encuesta de Pew Research Center, una institución conservadora.

La histeria y la escalada de agresiones contra la población musulmana de Estados Unidos ha sido creciente desde que el ex presidente Bush promulgó el Acta Patriótica que dio facultades al FBI y otros cuerpos represivos para fichar a todos los musulmanes practicantes, ya fueran estadounidenses o extranjeros. Los originarios de países musulmanes estaban obligados a presentarse mensualmente en las estaciones de policía de sus barrios.  Todo eso hace recordar los días de la guerra fría y la histeria contra aquel o aquella persona que defendiera ideas socialistas o que, simplemente, expresase simpatía hacia ellas.

Ahora mismo, en Nueva York hay un fuerte debate relacionado con el proyecto de construcción de una mezquita cerca del lugar donde está la llamada Zona Cero, es decir donde se desplomaron las Torres Gemelas. Era el inicio de una nueva cruzada bajo del pretexto de la "guerra contra el terrorismo" que era una continuación  de las realizadas luego de 1917 contra "el peligro rojo", "los complots bolcheviques" y, más adelante, contra los negros norteamericanos, y que llevaron a los asesinatos de Malcom X y Martin Luther King.

Hoy, la cruzada no es contra comunistas o negros, sino contra musulmanes. En las listas de personas bajo vigilancia que tiene el FBI hay 400 mil nombres, la mayoría de ellos son inmigrantes, y en un por ciento considerable procedentes de países donde se practica masivamente la religión musulmana. Asesinatos, arrestos ilegales y deportaciones han ejecutado, en distintas operaciones, los agentes del FBI. El año pasado, por ejemplo, un imán que estaba al frente de una mezquita en Detroit fue muerto a tiros por el FBI. Organizaciones caritativas de la población musulmana han sido clausuradas y perseguidas por supuestamente financiar a llamados grupos terroristas, como Hezbolláh.

La retórica de la Casa Blanca, y en particular del presidente Obama, frente a las acciones de xenofobia y hostilidad contra los musulmanes ha estado dirigida a evitar su exacerbación. Su discurso en El Cairo, de hace dos años, lo puso de manifiesto, y también su reciente apoyo a la construcción de una mezquita y un centro cultural musulmán en las cercanías de lo que se ha denominado Zona Cero, para que suene de manera más terrorífica, es decir el lugar donde estaban las Torres Gemelas desplomadas por el atentado del 11 de septiembre. Pero, en contra de Obama, están sus políticas de guerra criminal contra Iraq y Afganistán, escenarios donde las víctimas son musulmanes.

Aquí vemos a Enright cuando era interrogado por el juez donde se le inicio causa por "intento de homicidio"  y "crimen de odio"

Aquí vemos a Enright cuando era interrogado por el juez donde se le inicio causa por "intento de homicidio" y "crimen de odio"

Los promotores del odio se oponen al proyecto de Nueva York, de la misma manera que en la ciudad de Mayfield, en el estado de Kentucky, no se dio permiso a una organización islámica para construir un templo o que en Madera, California, se colocaron pancartas en una mezquita en las que se leía: "Despierta Estados Unidos, el enemigo está aquí". Aunque ni en Mayfield ni en Madera hubo acciones terroristas como la de Nueva York.

No me cabe la menor duda de que el joven Enright tuvo en cuenta el ambiente de histeria creado en Nueva York y en muchas ciudades norteamericanas para llevar a cabo el intento de asesinato de un taxista, un trabajador humilde, y todo por ser musulmán y practicar lo que dice el Corán, tal como lo hizo el ilustre luchador negro Malcom X o lo hace, porque aún vive, el triple campeón mundial de boxeo Muhammad Ali (Cassius Clay).