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Alicia Alonso volvió a enamorar a Nueva York

Alicia Alonso en Nueva York en la inauguración de la Exposición de retratos suyos realizados por pintores cubanos

Alicia Alonso en Nueva York en la inauguración de la Exposición de retratos suyos realizados por pintores cubanos

Alicia Alonso, la dama cubana de la danza, se volvió a encontrar , tras trece años de ausencia, con el público neoyorquino gracias al homenaje que el American Ballet Theatre le dedica por su 90 cumpleaños y que marca su regreso a la ciudad que le dio la fama.

"Me siento muy emocionada y todavía no puedo ni hablar. Es muy bonito y precioso recibir un homenaje así en la vida después de tantos años", aseguró Alonso en una entrevista con Efe en Nueva York, una ciudad en cuyos escenarios apareció por última vez en 1997 y que desempeñó un papel clave en su carrera profesional.

La directora del Ballet Nacional de Cuba (BNC) se ha desplazado hasta Estados Unidos para participar en la fiesta que el American Ballet Theatre (ABT) le ha organizado en el Metropolitan Opera House de Nueva York, en cuyo escenario recibirá el aplauso del público neoyorquino.

"Empecé mi carrera aquí y aquí me hice primera bailarina. Conmigo creció el pueblo estadounidense en la afición por el mundo del ballet- crecimos juntos", aseguró Alonso sobre su relación con Nueva York y el ABT, donde actuó entre 1941 y 1948, y donde debutó en el papel de "Giselle", considerado la cumbre de sus interpretaciones.

La compañía estadounidense decidió hace unos meses incluir a Alonso en la celebración de sus 70 años de funcionamiento, ya que la bailarina cubana fue uno de los miembros que integraron sus primeros pasos y es quizás la de mayor renombre que haya pasado por la institución.

Alonso participó activamente en la celebración del medio siglo del ABT en 1990, cuando, pese a sus 70 años, se calzó las zapatillas de puntas y deleitó al público neoyorquino con su talento sobre el escenario, algo que repetiría en 1997, ya sentada y bailando sólo con sus brazos, en una gala especial.

Ahora, prácticamente ciega y con problemas para moverse sin ayuda, Alonso se subirá al escenario del Metropolitan Opera House simplemente para ser aplaudida en el intermedio de una representación del ballet "Don Quijote", en el que además se ofrecerá una retrospectiva fílmica de su extensa carrera.

"Tengo grandes amigos y admiradores en Nueva York y los recuerdo a todos, porque el aplauso no se olvida nunca, se lleva dentro", dijo emocionada Alonso, quien, pese a no cumplir años hasta el 21 de diciembre, está recibiendo estos meses todo tipo de homenajes en Cuba y en otros países, como Francia.

Ahora llegó el turno a la ciudad que la lanzó a la fama en la década de los '40, cuando se convirtió en una pionera al ser la primera bailarina latinoamericana de la ABT, algo que más tarde han repetido otras y que quedará patente en el homenaje de hoy, cuando sean cinco latinoamericanos los que interpreten "Don Quijote".

Se trata de los argentinos Paloma Herrera y Herman Cornejo, el brasileño Marcelo Gomes y dos bailarines cubanos- Xiomara Reyes y Jose Manuel Carreño. Completa el reparto la rusa Natalia Osipova.

Alonso, que sigue activa al frente del BNC "creando coreografías y diseñando el Festival Internacional de Ballet de La Habana", evita, sin embargo, nombrar quién puede ser su sucesora.

"Que lo decidan los ojos de la crítica y el público. Yo pienso que nunca nada se termina si todo tiene continuación", afirmó la veterana bailarina y coreógrafa, quien, al preguntarle por las bailarinas que hoy actuarán ante ella y por otras como Lucía Lacarra, Marianela Núñez o Tamara Rojo, no escatima elogios.

Cada una, dice con una amplia sonrisa, tiene "una tremenda personalidad y fuerza en su baile, y se han garantizado un lugar en nuestra historia. Todas son artistas y todas son hermanas y me parece maravilloso".

Sobre Rojo, una persona "bien querida y admirada", Alonso recuerda cómo bailó por primera vez en Madrid con el BNC en una función en la que interpretó por primera vez "Giselle", una actuación "muy bonita, que trabajó muy bien y le dio mucho éxito".

Alonso no quiere oír hablar del fin de su carrera, pero entre lo que ha logrado a lo largo de esas siete décadas de trabajo intenso destacó el haber conseguido que en Cuba "no haya afición por el ballet, sino locura".

"Yo soy parte de esa locura. Hemos trabajado mucho allá para que el ballet pueda llegar a todos", sostuvo Alonso, quien reconoce que "al pueblo cubano le gusta mucho la danza en general, y el ballet es una de sus predilectas porque es un arte muy bello, muy puro, que hace soñar y pensar en mundos lindos y bellos".

(Entrevista de la agencia EFE)