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Estrellas de los Mundiales de Fútbol

Pequeña semblanza de algunos de los  jugadores más sobresalientes que han pasado por la historia de los Mundiales de  fútbol:

Romario

Romario celebra el cuarto título mundial de Brasil

Romario celebra el cuarto título mundial de Brasil

"Romario en 1994 fue como Maradona en 1986. Ellos solos ganaron el título.  Romario es el mejor jugador del mundo. En nuestro equipo, es la pieza clave".  Son palabras de Mario Zagallo, ex seleccionador de Brasil.

Un Brasil que, ese 17 de julio de 1994, acababa de ganar, en el Rose Bowl  de Pasadena (EEUU), el cuarto título de campeón del mundo de su historia, honor  que debió en gran medida a este pequeño jugador de por entonces 28 años -en su  país es apodado "baixinho", bajito-, Romario da Souza.

Increíble historia la de este jugador, nacido en 1966 y que debutó muy  joven en un club de las favelas de Río bajo las órdenes de su padre, antes de  ser reclutado por el Vasco da Gama.

Brillante en los Juegos Olímpicos de Seúl en 1988, donde fue medalla de  plata con Brasil, fue reclamado por el PSV Eindhoven (Holanda), que pagó una  cifra astronómica por él.

Europa descubrió de pronto a este futbolista, que recordaba a Maradona,  dotado de un técnica perfecta y un arranque fulgurante. Víctima de una fractura  de peroné en marzo de 1990, no pudo acudir al Mundial de 1990 en Italia.

Cuatro años más tarde, y después de haber criticado el estilo impuesto a la  selección auriverde por Carlos Alberto Parreira, Romario se tomó la revancha en  suelo estadounidense junto a su compadre Bebeto.

El atacante brasileño no pudo repetir sus hazañas en 1998 en Francia. Fue  apartado de la selección por una lesión en la pantorrilla derecha después de  una decisión muy polémica de la comisión técnica del equipo brasileño.

Ronaldo

Ronaldo celebra tras la victoria final contra Alemania en la Copa del Mundo 2002

Ronaldo celebra tras la victoria final contra Alemania en la Copa del Mundo 2002

Cuatro años después del fracaso en la final del Mundial de Francia-1998,  Ronaldo se transformó en el goleador de la edición de 2002, con ocho tantos que  contribuyeron sobremanera al pentacampeonato auriverde.

Formó parte del plantel en el Mundial de EEUU-1994 que ganó Brasil, pero no  disputó un sólo partido, eclipsado por el tándem Romario-Bebeto. "Mira y  aprende", le decía en el banquillo Mario Zagallo, asistente técnico auriverde.  'El Fenómeno' tomó nota y, en 1997, contribuyó a que su selección conquistara  la Copa América en Bolivia.

En Francia 98, su actuación se vio ensombrecida por una lipotimia justo  antes de la final contra los anfitriones. Ronaldo no existió en ese partido,  que algunos creen que no hubiera debido jugar, y Brasil perdió 0-3. Pero el año  1999 se resarció con una segunda Copa América.

Después llegaron los problemas físicos más serios y operaciones en su  rodilla derecha. Ausente de las competiciones durante 2 años y 18 días, Ronaldo  jugó, y marcó su primer gol, el 9 de diciembre de 2001 con la mirada puesta en  el Mundial asiático.

En Corea del Sur y Japón, el Balón de Oro europeo en 1997 y 2002, recuperó  su eficacida y marcó ocho goles que le permitieron a su selección obtener el  "pentacampeonato".

Esos ochos tantos del Mundial 2002, los cuatro que había anotado en  Francia-98, y los tres que consiguió en Alemania-2006, donde Brasil fue  eliminado en cuartos de final por la selección gala de su amigo Zinedine  Zidane, hizo que Ronaldo lograra una marca total de 15 tantos en sus cuatro  presencias mundialistas (en Estados Unidos-94 no jugó).

Esas quince dianas le convierten en el máximo goleador de la historia de  los Mundiales, superando al alemán Gerd Muller (14).

Paolo Rossi

Paolo Rossi, el alma del Mundial 82

Paolo Rossi, el alma del Mundial 82

Dado a conocer en el Mundial 1978 de Argentina (7 encuentros, 3 goles),  Paolo Rossi se las prometía muy felices en el Perugia hasta que se vio  implicado en el escándalo de las apuestas clandestinas en Italia, que le valió  a este atacante italiano larguirucho y delgado dos años de suspensión.

Comenzó para él entonces una travesía del desierto que duró hasta 1982, que  podía haber sido un año como cualquier otro pero terminó con la euforia de un  título mundial, el de máximo goleador de la Copa del Mundo española -seis  tantos- y un Balón de Oro europeo.

Tras la suspensión de dos años, volvió a jugar, esta vez con la 'Juve', en  abril de 1982. El Mundial español comenzaba el 13 de junio. Un mes de  competición no parecía suficiente para que el joven Rossi fuese seleccionado,  pero el "comisario técnico" de aquella época, Enzo Bearzot, confió en él. Por  suerte para Italia.

El torneo comenzó muy mal para la "Squadra Azzurra". Tres empates en la  primera ronda y sólo dos tantos, aunque suficientes para pasar, por los pelos,  por delante de Camerún.

La segunda vuelta, después de este fiasco, parecía insuperable. Tenían que  vérselas con Brasil y el campeón reinante, Argentina, del que se deshicieron  finalmente, no sin dificultad (2-1).

El partido contra Brasil fue diferente. Italia lideró casi todo el  encuentro gracias a un sólo hombre, Paolo Rossi, que se mostró implacable  contra los auriverdes en un partido memorable. Los tres tantos italianos fueron  suyos (3-2).

En semifinales, logró un doblete contra Polonia (2-0), y el 11 de julio, en  la final, enfiló a Italia hacia su tercer título mundial, contra la RFA, al  marcar el primer tanto de su equipo (3-1).

Héctor Scarone

Héctor Scarone

Héctor Scarone

Jugador particularmente hábil con el balón y preciso en sus lanzamientos,  Héctor Scarone fue uno de los pilares del equipo uruguayo que ganó la primera  Copa del Mundo de la historia.

Apenas llegado en 1917 al equipo nacional, ganó la Copa América, y se  destacó marcando dos goles: uno de ellos fue el que dio la victoria a su equipo  contra Argentina (1-0) y el primer lugar a Uruguay en la clasificación final  (el sistema era entonces por liguilla).

La nueva victoria de la "Celeste" en la Copa América de 1923 fue la primera  de una larga serie de éxitos para Scarone y sus compañeros, José Nasazzi, José  Leandro Andrade, Pedro Petrone y Pedro Cea, hasta la victoria en la Copa del  Mundo de 1930.

Siempre presente en las grandes ocasiones, Scarone vivió momentos difíciles  por una lesión permanente en el muslo derecho. Apodado el "Mago" debido a su  habilidad en el terreno, se ganó también el sobrenombre de "La Borrelli", una  caprichosa cantante de la época, por su carácter excéntrico fuera del estadio.

El delantero de Nacional ganó, además de la Copa del Mundo de 1930, cuatro  Copas América (1917, 1923, 1924 y 1926) y dos oros olímpicos (1924 y 1928).