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Francia reverencia a Alicia Alonso, eterna Giselle

Alicia AlonsoSi viviera, Rudolf Nureyev hubiese llorado de emoción esta noche al lado de Alicia Alonso, la prima ballerina assoluta de Cuba.

Ruso después nacionalizado francés, Nureyev confesaba su gran admiración por Alicia Alonso, de quien decía: tiene un supremo clasicismo, fuego español y se conoce todos los pasos de baile posibles.

Hace 23 años Nureyev bailó Giselle en Enghien-les-Bains, el mismo escenario donde la extraordinaria figura de la cultura cubana se confesaba abrumada por los elogios de Philippe Sueur, alcalde de la ciudad gala y consejero general del departamento de Val D Oise.

Los bailarines estamos acostumbrados a los aplausos, no a las palabras, declaró Alonso al recibir la Medalla de Oro de la ciudad de la periferia parisiense poco antes de que su compañía presentara a Giselle en el Centre des Arts.

A sus lágrimas se sumaron las del máster francés de la danza Cyril Atanasoff, su compañero precisamente en Giselle en la Opera de París en 1972. Alicia es la expresión más completa del ballet, al lado de Nureyev y Anna Pavlova, indicó a Prensa Latina.

He venido hasta aquí para volver a disfrutar de su plenitud, de su ejemplo, y su legado de nueve décadas intensas consagradas al arte, destacó Atanasoff.

Invitado especial a la ceremonia, el ministro de Cultura de Cuba, Abel Prieto, valoró los sentimientos de amistad sincera y ternura que permitieron a este pedazo de Francia rendir homenaje a una figura tan querida como Alonso.

Se añade este tributo a muchos que ya ha recibido y a otros que tendrá en el curso del año; por supuesto uno muy sentido de su pueblo en La Habana en el Festival de Ballet en octubre, comentó Prieto.

Dominique Roland, titular del Centre des Arts, y los embajadores en Francia de Bolivia, Luzmila Carpio, y de Cuba, Orlando Requeijo, y ante la UNESCO, María de los Angeles Florez, se encontraban entre las personalidades asistentes al encuentro.

Acompañada de su esposo, Pedro Simón, director del Museo de la Danza de la nación caribeña, Alonso apenas atinó a repetir su profundo agradecimiento ante la ovación y los discursos que no cesaron de colocarla en el firmamento de los elegidos de la danza.

Luego asistiría a la primera función de Giselle, auspiciada además por la directora general de la UNESCO, Irina Bokova, y con el papel protagónico de la talentosa bailarina Anette Delgado, reconocida por la misma interpretación en 2007 en París.

Un público delirante estaría más de 10 minutos aplaudiendo la actuación y el detalle excepcional de volver a ver a Alicia Alonso en los saludos en su calidad de directora y coreógrafa del Ballet Nacional de Cuba.

En 1943, Antón Dolin la acompañaría en su primera Giselle de solista. No escatimaría en ayudar a encumbrarla con sus palabras:

(   ) ante la inteligencia de tu interpretación de Giselle, yo me postro otra vez a tus pies. Dios hizo los sauces para que ondularan suavemente con el viento; Cuba, y la Alonso con ella, traen el eco de su ritmo.

(Con información de Prensa Latina)