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Asentamientos judíos plagan la Vía Dolorosa de Jerusalén

Foto de archivo

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La Vía Dolorosa, el supuesto itinerario recorrido por Jesús con la cruz al hombro hace más de 2.000 años, es una ruta plagada de colonias judías y reflejo de la situación que se vive en la antigua ciudadela y extramuros de Jerusalén.

Así lo denuncia la Autoridad Nacional Palestina (ANP) en un comunicado dado
a conocer con motivo de la Semana Santa, festividad que tiene su epicentro en Jerusalén.

Israel ocupó Jerusalén Este, incluida la ciudad antigua en 1967, y la considera su capital "eterna e indivisible" desde los años ochenta del siglo pasado, pese a que los palestinos aspiran a establecer en esta zona la capital de su futuro estado.

Según el documento difundido por el Centro de Medios del Gobierno y la Oficina del Primer Ministro de la ANP, la actividad de asentamientos es prominente a lo largo de todo el recorrido del Vía Crucis, donde se ubican las catorce "estaciones" o "paradas" de la cruz, seis de las cuales se encuentran en la Iglesia del Santo Sepulcro.

Así, desde la primera estación, donde el Evangelio narra que se alojó el procurador romano Poncio Pilatos y se lavó las manos al dictar la sentencia de muerte de Jesús, se aprecia la actividad de colonización a la salida de unos túneles bajo la ciudadela antigua.

En la tercera parada, en la que según la tradición Jesús cayó cuando cargaba la cruz, se emplaza una vivienda propiedad del ex primer ministro israelí, Ariel Sharón, que fue confiscada a una familia cristiana palestina hace décadas.

En la quinta, que rememora cuando Simón de Cirineo tomó la cruz de Jesús, puede observarse un edificio fuertemente protegido sobre casas y tiendas palestinas, que ha cambiado la atmósfera del lugar.

Sobre el zoco árabe y en una vía a través de la cual se accede al complejo donde están la mezquita de Al-Aksa y la Cúpula de la Roca se encuentra otra vivienda habitada por colonos judíos en las inmediaciones de la novena parada, visible desde el barrio copto.

En las últimas estaciones se encuentra el asentamiento denominado el Moristán, conocido por los vecinos palestinos como San Juan.

La confiscación de esta propiedad provocó el desahucio y expulsión de 44 familias palestinas, denuncia la ANP.

Los colonos también se hicieron con un monasterio situado frente al Santo Sepulcro.

"La actividad de asentamientos israelíes no se limita solamente a los asentamientos grandes afuera de la ciudad. Prácticamente la mitad de la Vía Dolorosa alberga colonias judías", declaró a Efe el portavoz de organizaciones cristianas-árabes en Jerusalén, Xavier Abu Eid.

Apunta que el fenómeno "no sólo provoca un cambio en el paisaje de la ciudad antigua sino también en la agresividad de la población que hay alrededor".

El comunicado precisa que en los últimos años la actividad de asentamientos en la ciudadela de Jerusalén se ha incrementado y se han producido ataques de colonos judíos religiosos contra monjes cristianos de todas las denominaciones, así como civiles palestinos.

(Con información de EFE)