El último día del segundo mes del año, a la una y 35 minutos de la madrugada, dejó de existir en la misma casa que habitaba en el municipio de Cuautla, estado de Morelos, la última de las hijas del legendario revolucionario mexicano, Emiliano Zapata
La descenciente revolucionario visitó Venezuela hace dos años y tuvo la oportunidad de compartir con el presidente Chávez
Paulina Ana Maria Zapata Portillo había nacido en 1915, en la mitad de una década de estremecimientos revolucionarios en México en los cuales su padre, Emiliano Zapata, fue uno de los principales protagonistas y quien fuera asesinado cuatro años más tarde.
Ana María Zapata visitó Venezuela por primera vez, hace dos años, justo para inaugurar una exposición en homenaje a su padre y para entregarle al presidente venezolano, Hugo Chávez, la medalla identificada con el nombre del héroe revolucionario mexicano.
A lo largo de toda su vida, la heredera directa de los sueños revolucionarios de su padre, estuvo comprometida con las causas sociales más dignas y murió con la lucidez y longevidad que siempre le caracterizó. Fresco está el recuerdo cuando visitó Venezuela por primera vez, hace apenas un par de años, y tuvo la oportunidad de compartir con la hija de otro legendario revolucionario de Nuestramérica, Pedro Pérez Delgado "Maisanta".
En su visita a Venezuela, el año 2008, compartió con el líder de la Revolución Bolivariana, Hugo Chávez Frías, al momento de inaugurar la exposición Emiliano Zapata. Tierra y Libertad 1879-1919 en la antigua sede provisional de la Galería de Arte Nacional (GAN), en Caracas.
La exposición que estuvo integrada por más de 120 obras alusivas a las memorias de la Revolución Mexicana y de la identidad del pueblo azteca, sirvió de espacio para compartir en un ambiente festivo en el que estuvieron presentes los históricos corridos de la mencionada revolución, interpretados en voces e instrumentación por auténticos mariachis mexicanos.
En esa ocasión, Ana María Zapata expresó para algunos medios que "en el presidente Chávez tenemos al continuador de la lucha interrumpida en 1919″, con clara alusión a la abrupta muerte de su padre.
En Cuautla, los sentimientos de consternación por la muerte de la última hija reconocida del Caudillo del Sur fueron manifiestos. Su trabajo y compromiso, encaminado a defender los derechos de los campesinos quedan como huella perenne de su constancia.
(Con información de ABN)