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La CIA contrató a un mago para entrenar a sus agentes en técnicas de manipulación

El mago John Mulholland El 29 de junio de 1953 el mago John Mulholland escribió una carta a los lectores en la que anunciaba que la prestigiosa revista The Sphinx dejaba de editarse tras más de medio siglo de existencia.

"La causa inmediata", explicaba el popular ilusionista, "es que mi estado de salud no me permite realizar el trabajo necesario". Pero el dato no era del todo cierto. Durante los siguientes meses Mulholland estuvo más activo que nunca y se dedicó a trabajar en un proyecto que no trascendería hasta muchos años después por su carácter ultrasecreto: la realización de un manual para entrenar a los agentes de la CIA.

John Mulholland, la vida secreta (Youtube, 3:21 min)

"El propósito de este documento", escribiría Mullholland en la introducción, "es instruir al lector para que aprenda a realizar una variedad de actos secretos e indetectables. En resumen, se trata de unas instrucciones para el engaño". Este valioso manual, lleno de trucos para despistar a agentes enemigos o manipular sus mentes, se creyó perdido durante años hasta que un historiador y un ex agente de la CIA se toparon con él en una desclasificación rutinaria en 2007.

“The Official CIA Manual of Trickery and Deception” (El Manual Oficial de la CIA sobre el Truco y el Engaño”)Ambos acaban de publicarlo bajo el título de "The Official CIA Manual of Trickery and Deception" ("El Manual Oficial de la CIA sobre el Truco y el Engaño") y en él se revelan algunas perlas del arte de la manipulación entre espías.

Antes de ser reclutado por la CIA, el mago John Mulholland era una celebridad en Estados Unidos. Durante más de veinte años de carrera, Mulholland viajó con su espectáculo por cuarenta y dos países, escribió diez libros y actuó ocho veces en la Casa Blanca. Entre sus números más conocidos estaba su caracterización como gran mago hindú o chino, con trucos que decía haber aprendido en Oriente, por lo que se solía anunciar como "El maestro mundial de la Magia".

Hasta que se cruzó en su vida Sidney Gottlieb. Como explica Michael Edwards en "The Sphinx and The Spy", el director del proyecto MKULTRA de la CIA, era consciente del papel que habían jugado otros magos a la hora de ayudar a sus países y hasta había escrito un artículo en el que destacaba las acciones del mago Robert Houdin embaucando a los argelinos a favor de los intereses de Napoleón III y la manera en que el mago británico Jasper Maskelyne engañó a Rommel durante la Segunda Guerra Mundial.

El proyecto MKULTRA era un programa secreto dedicado a investigar la manera de manipular la mente mediante métodos tan dispares como las drogas o la hipnosis, y cuyas prácticas ilegales darían lugar a un escándalo a mediados de los años 70. En este contexto, no resulta disparatado que su director estuviera convencido de que las nociones de prestidigitación podían poner a sus agentes en clara ventaja en el escenario de la Guerra Fría y que el más indicado para realizarlo era un mago como Mulholland.

El "manual del engaño" elaborado por Mulholland explicaba las bases y los principios psicológicos de los trucos y se dividía en varios apartados como "trucos con pastillas", "trucos con líquidos" o "trucos con pequeños objetos". Aunque no lo indicaba explícitamente, muchos de los trucos aportaban ideas para conseguir drogar a un sujeto sin que éste se percatase, mediante la aproximación de una cerilla, por ejemplo, o pasando la mano disimuladamente por encima de su taza.

El diario The Boston Globe adelantaba hace unos días los contenidos del manual y publicaba una galería con algunos de los trucos. La mayoría se basa en soltar o coger cosas de forma disimulada, pero también se explica cómo ocultar a alguien en un doble fondo o en el interior de una caja, así como algunos gestos para comunicarse en secreto sin que nadie lo perciba.

trucosEntre los consejos que el manual da a los agentes también estaba el de poner cara de tontos, relajando los músculos de la cara: "Una mirada demasiado alerta puede infundir sospechas en la mente del observador", aseguraba el mago. "Parecer un poco tonto puede ser el mejor arma del impostor".

(Tomado de Fogonazos)