En un artículo que publica hoy La Prensa Gráfica, de El Salvador, una fuente de la cancillería de ese país asegura que "la decisión ya está tomada: en octubre próximo, durante las sesiones de la 64.ª Asamblea Ordinaria de Naciones Unidas, la representación salvadoreña votará a favor de levantar el bloqueo promovido por Estados Unidos desde 1962 y endurecido en 1996 por el congreso de aquel país a través de llamada ley Helms-Burton".
El voto favorable de El Salvador contra el bloqueo -dice el diario- cerrará un proceso de gestiones diplomáticas que se inició, a cuentagotas, con las gestiones de ARENA en El Salvador y culminó con la llegada al poder del FMLN, aliado tradicional de la isla.
Ya las administraciones de Francisco Flores y Antonio Saca habían instruido a sus misiones permanentes ante Naciones Unidas a no votar en contra de las resoluciones favorables a Cuba, pero no llegaron, nunca, a dar el voto a favor.
Durante todas las asambleas generales que correspondieron a la gestión Saca (2004-2008), la delegación salvadoreña se levantó de sus sillas en el momento en que se realizaba la votación sobre la resolución “Necesidad de terminar el embargo económico, comercial y financiero impuesto por Estados Unidos de América contra Cuba”.
Así lo hizo El Salvador, también, el 29 de octubre de 2008 en la 33.ª sesión plenaria de la 63.ª Asamblea General, según consta en el documento A/res/63/7.
De acuerdo con el diario, este gesto –levantarse en lugar de abstenerse o votar en contra– significa, según diplomáticos consultados, que el país no quier comprometerse en ninguna vía, ni con La Habana ni con Washington en este caso.
El Salvador adoptó esta postura en los años de la gestión Flores: se levantó de la sesión en 1999, 2001, 2002 y 2003. En 2000, el país se abstuvo, un gesto menos cordial hacia Cuba en lenguaje diplomático.
En la gestión de Calderón Sol: cuatro abstenciones y un no voto. Cristiani: una abstención y un no voto desde que este tipo de resolución fue introducida al pleno en 1992.
Gestos más abiertos de apoyo llegaron de las gestiones areneras de parte de los cancilleres salvadoreños María Eugenia Brizuela –quien incluso intentó mediar entre Flores y Fidel Castro tras la disputa entre ambos en la cumbre panameña de 2000 a propósito del terrorista Luis Posada Carriles– y Francisco Laínez, quien en 2005 apoyó la resolución de la Cumbre Iberoamericana que condenaba la ley Helms-Burton, uno de los pilares jurídicos del bloqueo.
En esa ocasión, supo LA PRENSA GRÁFICA, la decisión costó al ex ministro reproches de los sectores más radicales de su partido.