Con información de Prensa Latina
El arte de la relojería tiene un santuario propio en el centro histórico habanero con una tienda-museo que atesora reliquias de antaño, entre ellas una bóveda antigua en pleno funcionamiento.
Ubicada en la esquina de la Calle de los Oficios, como se nombraba otrora, y la intersección con Muralla, su fachada es una réplica de la famosa empresa Cuervo y Sobrinos, fundada en 1885 y devenida, según la prensa de la época, timbre de orgullo mercantil de la urbe.
La tienda atrae no solo por la fascinación que ejerce ese afan consustancial al hombre de medir el tiempo una convención abstracta- sino por la diversidad de objetos ideados para convertir en realidad esa aspiración ilusoria.
Los relojes exhibidos adquieren caracter de joyas por la exactitud de un mecanismo impecable y la belleza de formas y diseños.
Un breve recorrido por la ciudad antigua basta para confirmar la constancia de propuestas culturales que la enriquecen, incrementadas este verano con una diversidad de exposiciones, desde orfebrería artesanal en plata y numismática peruana hasta arte creado a partir de materiales sin carta de nobleza, como el alambre, o las muñecas japonesas.
Muestras fotográficas, ciclos de cine, talleres de teatro, musicales como La bella y la bestia integran la cartelera de una Habana vieja a la que sus habitantes rinden culto cotidiano.