Con información del diario digital Ahora, de Holguín
La Gala Cultural por el aniversario del Asalto a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes será protagonizada por artistas del territorio.
Según Conchita Casals, directora del Teatro Lírico Rodrigo Prats, quien, junto a la realizadora radial Isabel García Granados, será responsable del espectáculo: “Falta mucho talento por incluir. Pero, en una hora es imposible juntarlo todo”. Los ensayos se sucedieron durante la semana que termina en el escenario dispuesto frente a lo que fuera la “Casa Consistorial” de la ciudad.
La Periquera fue remozada poco después de hacerse pública la noticia de la sede del acto y esta noche integrará el espectáculo. Sus balcones acogen bailarines de las compañías Co-Danza, Ballet de Cámara y D´akokán, sus ladrillos y balaustres rebotarán las voces de Lucrecia Marín, el sonido de instrumentos musicales como violines, flautas u oboes de la Orquesta Sinfónica, institución cultural que conectará los “cuadros dramáticos” previstos.
Antes del ensayo general, el jueves, García Granados habló largo rato por el audio, tres sistemas de altavoces y consolas para conseguir un sonido perfecto. Que necesitaba silencio, concentración, que todos estuvieran listos en sus responsabilidades, dijo, e inmediatamente vimos moverse por uno de los corredores a varios músicos del grupo Los Guayaberos, continuadores de la obra de Faustino Oramas. Se introdujeron en el edificio por el portón principal y cerraron.
Inmediatamente, el sonido hizo audible la voz del Comandante en Jefe durante su intervención en Holguín, en julio de 2006. Los bailarines aparecieron por la puerta. Se movían en una danza suave, que trataba de seguir el ritmo de las palabras. Luego, la Orquesta se puso en marcha e irrumpieron los acordes de Canción por la unidad latinoamericana, de Pablo Milanés. Ahora, será el cierre del espectáculo gracias a los arreglos de Alberto Hidalgo y Orestes Saavedra, también director musical.
Este año ha sido muy activo para los integrantes de la Sinfónica: conciertos los jueves en el Ismaelillo, varios días de una Jornada con invitados cubanos y extranjeros, así como una aparición al aire libre bajo la batuta de Enrique Pérez Mesa para interpretar nada menos que la Novena Sinfonía de Beethoven, durante las Romerías de Mayo. A sus músicos profesionales suman estudiantes del Conservatorio José María Ochoa e invitados de todas partes. Han practicado continuamente, y los acordes finales de Canción por la unidad latinoamericana se mezclan con la Marcha del 26.
“Bien, está es la última parte. Seguimos el ensayo enseguida”, dijo García Granados con un rostro de cansancio. En la faena de armar casi una hora de programa ininterrumpido, le ayudan Maricel Godoy, directora de Co-danza y María Fernandina Aldana, directora del Orfeón, que junto al Coro del Lírico, tendrá su momento en casi una hora de actividad. Será un recorrido por nuestra tradición musical, plástica, literaria gracias a un texto de Ángel Augier. Se extraña la presencia de los jóvenes de la Asociación Hermanos Saíz (AHS).
“En el parque se colocarán tres pantallas para proyectar lo que vaya ocurriendo”, comenta Alexis Triana, director provincial de cultura, en su visita por el ensayo. Ofrece criterio, señala alguna parte del edifico, se queda expectante. El lugar es demasiado pequeño para tanto público. Pronostican unos mil invitados, además de los curiosos que observan ya cómo se cose la estructura de un espectáculo con tanta magnitud. Deberá ser una muestra de profesionalismo de nuestros artistas a las que, dicen, tendrá acceso todo el país gracias a la televisión nacional.
Es primera vez que la Gala cultural, previa al acto, se realiza íntegramente con artistas de la ciudad. Ni en el ‘79, ni en el ‘96 ocurrió algo parecido. Para entonces funcionaba el Teatro Eddy Suñol, y era centro de la celebración, pero ahora el lugar aún no se halla listo para abrir sus puertas. Será testigo de lo que ocurra esta noche, sin embargo, ha visto ya el movimiento acarreado por el 26.
Anoche mismo, a pocos metros del edificio, el Centro de Arte abrió sus puertas a una Exposición patrocinada por la Asociación de Comunicadores, el Comité Central del Partido y el Consejo Provincial de las Artes Plásticas. Es una mezcla de los resultados provinciales que merecieron la sede (Actitud del pueblo en la recuperación después de la pasada temporada ciclónica, la labor de las industrias Sideromecánica, del Níquel, la Construcción, el sector de la cultura).
En los estands, también se encuentra parte gráfica de la Revolución, las visitas de Fidel por el territorio y los principales hitos de la actualidad. Una, atrajo mi atención: el incremento demográfico y la disminución de la taza de mortalidad infantil, representada mediante unos tubos didácticos que harán entender al menos entendido, a un niño, a un abuelito, a mí mismo.
Desde el interior del Centro de Arte, donde también se encuentra una exhibición plástica de creadores holguineros, es fácil escuchar el sonido del ensayo afuera. Son potentes las bocinas, amontonadas en orden una sobre otra, reproduciendo el sonido de unos cien micrófonos que han ecualizado tres consolas. Los técnicos se mueven de un sitio al otro, inquietos, aunque de su serenidad depende el esplendor de lo que ensayan los artistas.
Algunos integrantes de la Tumba Francesa de Bejuco, de Sagua de Tánamo, observan como se suceden los movimientos. Esperan que les llegue su turno en mitad del murmullo, emanado del interior de la Orquesta, y la voz de García Granado comunicándose con Conchita mediante el micrófono a la altura del pecho.
La noche es levemente fresca. Rubiera ha anunciado lluvia. Para fortuna de quienes han ensayado tanto, suceden días calientes y noches todavía calidas, pero despejadas. Hay luces sobre la Periquera, en los parques, junto a la escalinata que asciende la Loma de la Cruz. Allí, una bandera cubana gigante ondea al son del viento de julio, desde hace días.