Presentación de Silvio Rodríguez, Niurka González, Oliver Valdés y Trovarroco en Los Ángeles, Marianao; con Liuba María Hevia y Víctor Casaus como invitados.
Antonio y Miguelina llegaron a La Habana desde Amancio, Las Tunas. Viven "provisionalmente" en un contenedor, mientras vigilan los escombros del asentamiento que hace un par de años fue levantado. Quienes vivían allí habían venido, como ellos, del Oriente de Cuba. A allí se presume que debieron regresar. Antonio trabaja para una empresa, asegura que no conoce el nombre, solo sabe que le pagan en tiempo cada mes porque su hijo le lleva el dinero. Con Miguelina ha "acomodado" el contenedor como vivienda. "Se mete un poquito de calor adentro, pero aquí estamos. Como dicen, no hay más ná". Vigilan, de día y de noche, una montaña de basura. Tienen un perro casi muerto. Un perro triste.
Están en las afueras de la EMCE, Empresa de Mantenimiento a Centrales Eléctricas, en cuyos antiguos terrenos se ha levantado un barriecito próximo. "Barrio Nuevo le dicen a esto", comenta un recién llegado sentado frente a su nueva casa. "Ando mirando todo a ver qué capto", dice. Sobre él, frente a la empresa de mantenimiento eléctrico, los tendidos son obra de creatividad silvestre.
Miraba alrededor mientras esperaba un concierto, el número 65 de Silvio Rodríguez en lugares que claman que "de pronto la música desembarque", dijo el trovador cuando se presentó ante los vecinos que lo miraban frente al escenario.