Noel Hernández Roque, un muchacho de la Cooperativa Hermanos Saíz, de San Juan y Martínez, que trabaja en el centro oftalmológico de Pinar del Río.
Por Alina Cabrera Domínguez
Miren atentamente este paisaje, a fin de estar seguros de reconocerlo si viajan un día por África, por el desierto…
Estas páginas, las últimas del libro El pequeño Príncipe, volvieron a mi hace unas horas cuando mi hija oyó hablar en casa de Noel, un entrañable amigo de la familia que hoy está en Guinea Conakry, como parte de la brigada cubana que enfrenta el ébola en el continente negro.
Entonces, Naomi, leyó el texto y nos pidió decirle que cada noche mirara al cielo y buscara la estrella del Pequeño Príncipe, porque su luz lleva el cariño de todos nosotros.
En ese instante no supe como hacer realidad su pedido, sin embargo la nostalgia me trajo de vuelta al Noe, quien encontró tiempo para escribirnos unas letras y ponernos al tanto de su quehacer en esta nueva lucha contra la muerte.
“Hola mi hermana, discúlpame por no haber escrito antes, yo estoy bien, no se preocupen por mi”.
Así inició su mensaje este muchacho, enfermero del Hospital Abel Santamaría, de Pinar del Río, con vasta experiencia en el enfrentamiento a situaciones extremas.
China y Haití son naciones donde dejó su huella este joven negro de mirada tierna, hablar pausado y una dulzura sin límites a la hora de tratar a sus semejantes.
En sus líneas me cuenta que: “En el trabajo estamos en la tercera etapa del entrenamiento antes de entrar a la zona caliente, o sea de alto riesgo por que quiero decirte que ese virus es asesino que no te quepa duda.
Una vez terminada esta tercera etapa, a finales de la semana, comienza el mayor peligro y riesgo de infección, aunque cuando cumples con el protocolo de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y de médicos sin fronteras todo sale bien.
Lo importante no solo es el equipo de protección personal si no cumplir con el protocolo como esta diseñado si tu cumples con todo eso como esta establecido puedes estar seguro que no hay problemas”, me asegura en un mensaje que hoy me complace compartir.
Tener noticias suyas fue un alivio familiar, ahora sabemos que para la semana entrante irá para el centro de tratamiento del ébola, que está en medio de la selva africana, en un sitio llamado Coyah y que consta de unas 100 camas, que el equipo de protección personal solo es posible tenerlo puesto de de 45 a 50 minutos nada más porque es una tarea muy muy dura pero no imposible, según sus palabras, y hay que tomar mucha agua porque puedes deshidratarte.
“Pero si te puedo decir una cosa es difícil la misión pero la cumpliremos y regresaremos con la satisfacción del deber cumplido aunque se que en ello nos puede costar la vida, no es un secreto para nadie pero cumpliremos porque yo no conozco cubanos cobardes, nosotros tenemos sangre de mambises y el valor y la determinación de Maceo y de Fidel”, me aseguró.
“... Mi hermanita seguimos en contacto y te daré más detalles más adelante, un beso grande para ti y la familia. Los quiere Noel”.
Así supimos de Noel Hernández Roque, un muchacho de la Cooperativa Hermanos Saíz, de San Juan y Martínez, que trabaja en el centro oftalmológico de Pinar del Río, vive en el hotelero cercano al Hospital León Cuervo Rubio, tiene 43 años, unos deseos inmensos de ser padre y que ya sabe que Milene, su esposa también mira al firmamento buscando la estrella del Pequeño Príncipe.
Noel Hernández Roque está en Guinea Conakry.
Noel Hernández Roque, un muchacho de la Cooperativa Hermanos Saíz, de San Juan y Martínez, que trabaja en el centro oftalmológico de Pinar del Río.
(Tomado de TelePinar)