Se cumplen 100 años del comienzo de la I Guerra Mundial, una época convulsa en la que los enfrentamientos dejaron miles de muertos y unas ciudades en las que hubo empezar de cero. Sin embargo, también fue un periodo de ingenio e inventiva, intentando encontrar en la ciencia la solución a los problemas que en ese momento impedían vivir como se había hecho antes. Así, fruto de la necesidad, nacieron importantes objetos que hoy en día aún podemos encontrar en nuestras vidas.
Acero inoxidable. Un metalúrgico británico lo descubrió prácticamente por accidente. Tras echar cromo al acero en un experimento, lo terminó desechando por considerarlo un fracaso, sin embargo pasado el tiempo se dio cuenta que ese acero no se había oxidado.
Comunicación con pilotos. Hasta ese momento era muy complicada la comunicación entre pilotos o con tierra. Era necesario avanzar en la comunicación sin cables y ese avance llegó en la I Guerra Mundial gracias a la invención de un casco en el que se instalaron los auriculares con un micrófono.
Bolsitas de té. En 1908 un comerciante estadounidense empezó a mandar el té en pequeñas bolsas y así empezó a meterse la bolsita en el agua. Fue una compañía francesa, en plena Guerra, la que desarrolló el sistema y lo popularizó, llamándolas "bombas de té".
Cremalleras. Durante muchas décadas se habían utilizado diversos cierres para intentar aislarse del frío, sin embargo fue un sueco que emigró a Estados Unidos quien ideó la cremallera. El ejército de EE.UU. las incorporó a su vestimenta y tras la contienda ya se popularizó para uso civil.
Lamparas solares. Durante la Guerra, muchos niños sufrían raquitismo por lo que un doctor decidió hacer un experimento: les aplicó lámparas que emitían luz ultravioleta y con el tiempo descubrió que sus huesos se habían fortalecido. Se acababa de descubrir que la vitamina D era necesaria para que los huesos se desarrollaran con calcio.
Pañuelos de papel. Tras la invención de las toallas sanitarias, la empresa que los desarrolló intentó sacarles más partido, ya que en un principio no triunfaron tanto como esperaban, así que decidieron usar el mismo material para hacer un pañuelo más suave que los que había hasta ese momento.
Pulsera de reloj. Aunque ya existían antes de la Guerra, fue en esta época en la que se populizaron y tuvieron su auge. Era necesario estar más informado de la hora por los bombardeos, por lo que la gente prefería mirar cómodamente su muñeca en lugar de recurrir al habitual de bolsillo.
Cambio de hora. Aunque no era la primera vez que se sugería, la contienda sí fue la primera vez en la que se puso en marcha. Alemania fue la pionera para ahorrar carbón y pocas semanas depués Reino Unido imitó la idea. Se abandonó tras la Guerra, aunque años después se volvió a recuperar.
Salchichas con vegetales. En medio de la I Guerra Mundial, Alemania tenía una importante escasez de productos y el alcalde de Colonia, Konrad Adenauer, buscó sustitutos que pudieran paliar la ausencia de carne. Así, ideó una salchicha que contenía soja y que terminó patentando en Reino Unido en 1918.
Toallitas sanitarias. Se trataba de un material cinco veces más absorbente que el algodón que se quería usar para la vestimenta de los profesionales sanitarios, pero las enfermeras, en plena Guerra, se dieron cuenta que podía usarse para la higiene femenina durante la menstruación.