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Periodismo: 60 metros bajo tierra

El Jagüey es una de las pocas cuevas en Cuba que se explora en sus condiciones naturales. Foto: Ismael Francisco/Cubadebate.

El Jagüey es una de las pocas cuevas en Cuba que se explora en sus condiciones naturales. Foto: Ismael Francisco/Cubadebate.

Por Elisdany López

Desde el momento en que tropecé con la posibilidad de hacer este trabajo, varias veces el desvelo acechó mis noches. Ya ni sé cuándo se apoderó de mí esa claustrofobia por la que soy capaz de subir una escalera grande y diez chiquitas antes que encerrarme en el pequeñísimo espacio de un elevador.

Más que hacer periodismo, esta sería una superación personal, la manera de sosegar uno de mis más acentuados temores. No tendría que ascender dentro de la cajuela metálica que me pone a temblar las rodillas, sino todo lo contrario, debía recorrer casi un kilómetro a 60 metros bajo tierra; “enterrarme 60 metros”, según la acotación poco alentadora de un colega.

“Periodista, esta es una travesía que llamamos Cuevas de Trinidad. Hotel Las Cuevas, incluye un recorrido por el subsuelo de la instalación y por zonas aledañas como la loma de La Vigía y el valle de La Cantoja, es una ruta reabierta hace poco tiempo y muy atractiva para los visitantes porque es de las escasas cavernas en Cuba que se explora al natural, no tienen ni un ápice de urbanización”, informaba Ernesto Jiménez, espeleólogo y guía del trayecto, mientras preparaba los andariveles de una aventura que en ese instante era improbable presagiar.

LAS GALERÍAS PROMETIDAS

¿Está segura que puede vencer el sendero sin que antes le dé un “tareco”? ¿Usted le teme a las cucarachas, murciélagos, arañas…?, preguntaba el guía minutos antes de penetrar a la que yo imaginaba una gruta no transformada por el hombre, pero dispuesta por Natura sin demasiados vericuetos.

Ni mis más aguzados instintos de pionera exploradora me hicieron sospechar que cuando el guía subrayaba la naturalidad del entorno, hablaba literalmente. Al fotógrafo y a mí nos esperaba una jornada a lo Indiana Jones; con sogas, precipicios, deslizamientos por entre pequeñas aberturas, en fin, tendríamos que desplegar nuestras mejores condiciones físicas en aquella carrera de obstáculos que caprichosamente la naturaleza tramó en las mismísimas entrañas de la Tierra.

“Existen varias cuevas en el área, todas con un mismo origen, igual morfología y compuestas por la roca caliza del Mioceno, esta última tiene alto contenido de carbonato de calcio, es quebradiza y poco cristalina”- explicaba Jiménez cuando solo habíamos avanzado unos pocos metros- “Pero que no les asuste la fragilidad de las calizas, se necesitan miles de años para que ocurra un derrumbe y yo llevo como 40 viendo estas formaciones tal y como ahora”, dijo inmediatamente, como si en aquella oscuridad hubiera predicho mis intenciones de inquirir sobre las posibilidades de un desplome que nos demorara bajo tierra más de lo previsto.

No me apena confesar que estuve alrededor de tres veces a punto de salir del “juego”, pero cuando la voluntad cedía ante la fobia, mis compañeros desplegaban argumentos: “fue el instinto periodístico el que te trajo hasta acá”; “no te rajes que las galerías de cristales están ahí mismo”. Ante semejantes porras solo quedaba respirar y seguir adelante con la extraña seguridad de que mis amigos habían perdido el sentido de las distancias, pues las galerías prometidas se me hacían cada vez más lejanas.

“Nos espera variedad de formaciones secundarias que afloran en el techo, paredes y suelo de la cueva, todas producto de la disolución de las aguas aciduladas sobre las rocas. Verán cavidades ornamentadas; hablo de múltiples cristalizaciones que emergen de calizas de entre 25 y 30 millones de años. El encanto del paisaje subterráneo que les describo no tiene igual”, afirmaba el guía sin dejar de velar nuestros pasos entre los peñascos y fisuras de la gruta El Jagüey.

Así se nombra el lugar por el que anduvimos descubriendo belleza interior. Y es que se me antoja asumir la disposición de las protuberantes rocas como los sentidos, las líneas de un camino, el alma de un paisaje cuyo internamiento te obliga a ver más allá de todo cuanto se presenta a flor de piel, en este caso a “flor de tierra”.

Casi una hora habíamos pasado entre fósiles de caracoles, conchas, corales e insectos cuando un aleteo ensordecedor rompió la impresionante acústica que nos acompañaba durante el recorrido. Obstáculo agregado: miles de murciélagos hilvanaban una cortina que apenas dejaba entrever las anheladas formaciones de cristales. “No temas, ninguno chocará contigo”- aseguraba el espeleólogo- mientras yo dudaba de la sensorialidad extrema atribuida a esos quirópteros y ansiaba una cámara justo como la de mi fotógrafo, porque bien subrayó desde el inicio que aquel aparatico le daba valor para hacer cosas que normalmente le provocarían los mismos tembleques que sentía yo en ese instante.

Por increíble que me parezca ahora, continué la avanzada. Manos en la cabeza y tanteando el camino accedí al fin a la belleza anunciada. Decorados blanquecinos simulaban lagrimeos, columnas, capiteles y los más abstractos adornos… como intencionados por la musa creativa de un versátil arquitecto.

A esas alturas, adiós fobia; solo tenía ojos para deleitarme con aquel espectáculo de cristales superpuestos. Por suerte, el lente de Cubadebate perpetuó lo que, sin dudas, será uno de las coberturas inolvidables en mi carrera; una aventura excitante hasta en el regreso. Para volver no hizo falta la madeja de Adriana, bastó la orientación innata del explorador-guía. Entre las que a mi me parecían montones de piedras idénticas él encontró el camino de vuelta. Anduvimos junto a roedores e insectos, sometidos a elevadas temperaturas y deslizándonos por reducidísimos espacios…y si algo aprendimos de esta contingencia, además de que “en la montaña no importa cuánto falta, sino dónde pones los pies”; fue que la magia del Periodismo descansará siempre en sus capacidades de ponernos en situaciones límites y en las nuestras para lograr superarlas.

Cueva El Jagüey, Trinidad. Foto: Ismael Francisco/Cubadebate.

Cueva El Jagüey, Trinidad. Foto: Ismael Francisco/Cubadebate.

Galerías de cristal.  Foto: Ismael Francisco/Cubadebate.

Galerías de cristal. Foto: Ismael Francisco/Cubadebate.

Según el espeleólogo se estudian las maneras para ofertar el sendero al turismo nacional. Foto: Ismael Francisco/Cubadebate.

Según el espeleólogo Ernesto Jiménez se estudian las maneras para ofertar el sendero al turismo nacional. Foto: Ismael Francisco/Cubadebate.

Galerías de cristal.  Foto: Ismael Francisco/Cubadebate.

Galerías de cristal. Foto: Ismael Francisco/Cubadebate.

Foto: Ismael Francisco/Cubadebate.

La periodista Elisdany López y el espeleólogo Ernesto Jiménez. Foto: Ismael Francisco/Cubadebate.

Una estalactita crece un centímetro cada 10 años. Foto: Ismael Francisco/Cubadebate.

Una estalactita crece un centímetro cada 10 años. Foto: Ismael Francisco/Cubadebate.

Galerías de cristal. Foto: Ismael Francisco/Cubadebate.

Galerías de cristal. Foto: Ismael Francisco/Cubadebate.

Galerías de cristal. Foto: Ismael Francisco/Cubadebate.

El espeleólogo Ernesto Jiménez en las Galerías de cristal. Foto: Ismael Francisco/Cubadebate.

Desde el interior de la cueva El Jagüey. Foto: Ismael Francisco/Cubadebate.

Desde el interior de la cueva El Jagüey. Foto: Ismael Francisco/Cubadebate.

Espeleólogo Ernesto Jiménez. Foto: Ismael Francisco/Cubadebate.

Espeleólogo Ernesto Jiménez. Foto: Ismael Francisco/Cubadebate.

El Jagüey es una de las pocas cuevas en Cuba que se explora en sus condiciones naturales. Foto: Ismael Francisco/Cubadebate.

El Jagüey es una de las pocas cuevas en Cuba que se explora en sus condiciones naturales. Foto: Ismael Francisco/Cubadebate.

Elisdany López. Foto: Ismael Francisco/Cubadebate.

Elisdany López durante la travesía. Foto: Ismael Francisco/Cubadebate.

Espeleólogo Ernesto Jiménez. Foto: Ismael Francisco/Cubadebate.Foto: Ismael Francisco/Cubadebate.

Cueva El Jagüey. Foto: Ismael Francisco/Cubadebate.

Estalagmita. Foto: Ismael Francisco/Cubadebate.

Estalagmita. Foto: Ismael Francisco/Cubadebate.

Cueva El Jagüey. Foto: Ismael Francisco/Cubadebate.

Travesía por la cueva El Jagüey. Foto: Ismael Francisco/Cubadebate.