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Chávez entre mil

Por Jorge Ramírez Anderson

Foto: Jorge Raúl Ramírez

Foto: Jorge Ramírez Anderson.

Ser escéptico a las celebraciones de la Semana Santa en Guatemala tiene su razón. No por la religión en sí misma, sino porque en Guatemala el sector que ha prevalecido en la iglesia católica ha sido el más conservador. El conservadurismo representa los grandes explotadores, los ricos, lo más oscuro del ejército, en pocas palabras los más poderosos del país. Sin embargo, la invitación a elaborar una alfombra sacra de aserrín en homenaje al Comandante Hugo Chávez, en La Antigua, fue tentadora, no pude resistirme. Quería ver las reacciones de la gente.

En Guatemala, todos los años se celebra la Semana Santa con gran devoción. Esta actividad reúne a millones de personas en todo el país. Inmensas procesiones recorren las calles de las principales ciudades. Estas procesiones llevan monumentos pesados hechos de madera con la imagen de Cristo u otro santo. Estas majestuosidades son cargadas por decenas de feligreses que, al compás y bamboleo continuos, avanzan lentamente sobre alfombras de aserrín, alfombras que se revelan verdaderas obras de arte.

Van desde los 5 hasta 20 metros de largo, son hechas por familias enteras y desde muchas horas antes del paso de la procesión. Las elaboran con extrema delicadeza y especial dedicación. Son imágenes sacras multicolores que adornan las calles de los centros urbanos por estos días. Los comerciantes y vendedores entonces se multiplican y ofrecen comida típica y otros artículos para hacer crecer la economía del día a día.

Las alfombras se hacen principalmente de aserrín pintado de colores, pero también se utilizan flores, pino, frutas, verduras y otros materiales. Los temas representados son esencialmente religiosos, por la fecha celebrada y por mantener la costumbre. Normalmente nadie concibe una alfombra con otro mensaje.

Desde hace 10 años, en casa del destacado actor y cineasta guatemalteco Roberto Díaz Gomar, se hacen piezas muy peculiares. Localizada en La Antigua, en el corazón de la Iglesia Católica, la casa de Roberto, reúne a sus amigos intelectuales, artistas y políticos de Guatemala, con sus propias formas de entender y hacer la cultura nacional.

Foto: Jorge Ramírez Anderson.

Foto: Jorge Ramírez Anderson.

Este año no fue la excepción: diseñaron una alfombra en homenaje al ex presidente venezolano Hugo Chávez. La propuesta, que en principio parecía una locura, fue recibida con ánimo y aprobación –¡cómo no!–, la sola idea de las reacciones que iba a generar, provocó entusiasmo.

Fueron horas de trabajo, entre el diseño, procurar el material, los preparativos, la elaboración;  seguimos paso a paso cada uno de los procesos. En el ambiente, la presencia del Comandante Hugo Chávez. Recordamos que él supo romper esquemas, revitalizó los procesos revolucionarios, llamó a la unidad Latinoamericana, respetó las creencias del pueblo… él mismo fue un ferviente católico. Entonces, la alfombra fue llenándose de más significados en la medida en que tomaba forma.

Mientras, pasaban turistas nacionales y extranjeros y era imposible que no se pararan y se sorprendieran al ver el rostro del Comándate Chávez. Muchos incrédulos, preguntaban si era realmente él, otros lo confundían y al enterarse emitían expresiones de admiración.

Las reacciones fueron innumerables, en su mayoría de sorpresa. Los que reconocen el aporte y la labor de este revolucionario celebraban la obra; otros, tristemente, se mostraban indiferentes; y algunos mostraron su inconformidad, incluso lanzando expresiones hirientes y provocativas. Era de esperarse.

La respuesta a nuestra iniciativa en todas sus variantes, con distintas dimensiones, nos hicieron recordar lo que generaba Chávez con sus discursos, sus propuestas y acciones. Claro, si Chávez enfrentó cara a cara las injusticias y a los partidarios del imperialismo y el capitalismo. No era santo de la devoción de muchos.

La alfombra de Chávez fue una entre mil, pero hizo la diferencia y generó sentimientos encontrados. Por un momento, trajimos su presencia en esta Semana Santa. Lo mantuvimos vivo, como lo mantenemos vivo en nuestros pensamientos e ideales, como lo mantenemos al continuar la luchar por un mundo mejor.

La Semana Santa celebra la muerte de un gran revolucionario: Cristo. Un hombre del pueblo que luchó por la liberación de su gente. No sé si ahora, todas las personas que se reúnen en esta fecha lo hagan recordando esto o tengan conciencia lo que celebran. No sé si valga hacer una similitud entre Cristo y Chávez. Lo cierto es que Chávez, como Cristo, luchó por los pobres, por los explotados y contra el imperio que a cada uno le tocó enfrentar.

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