Lázaro Matos: hombre forzudo, de piel curtida porque el sol lo despierta cada mañana tocando en su puerta, para darle los buenos días. Eusebio tiene la dicha de ser el primer cubano en divisar la luz del día. Es torrero desde hace más de cuatro décadas y vive junto al resto de su familia en la nariz de nuestro caimán cubano. Debajo del Faro de Maisi sentado como si hubiera nacido de aquel cimiento, encontré a Eusebio.
Le pregunté si le aburría su trabajo, o si la soledad era demasiada para soportarla; y él, sonriendo, respondió: "junto al mar nunca se está solo, es cuestión de adaptarse". Eusebio conoce el secreto, y me dio temor decirle que yo también, en algunas soledades iba hasta el mar a contarle mis secretos.