Espectaculares fotos de la inauguración de los Panamericanos

Por: Enrique Vega, tomado de ESPN en Español.

Fue quizá el principio del fin. El final de una espera de casi dos mil días desde que la ODEPA otorgó la sede de los XVI Juegos Panamericanos a Guadalajara y la noche del viernes la fiesta superó cualquier expectativa, como una muestra de lo que podría esperarse el próximo año en Londres 2012, aunque el calor de esta tierra que dio el Tequila al mundo se antoja imposible de superar.

De lo tradicional a lo moderno. Del orgullo de uno de las mayores glorias de la música mexicana, Vicente Fernández, quien abrió la fiesta inaugural con el Himno Nacional y siguió con Guadalajara, la canción que los mariachis han llevado a todos los rincones del planeta, mientras, rodeando el escenario redondo colocado al centro de la cancha docenas de charros hacían suertes en el considerado deporte más mexicano.

Chente Fernández, acostumbrado a cantar "mientras la gente siga aplaudiendo" esta vez terminó pronto su presentación para dar paso a los más de 6,000 atletas de 42 países que desde hoy y hasta el 30 de octubre lucharán por convertirse en los nuevos héroes de un continente que cambia, que se renueva y que intenta dejar atrás males que aquejan a algunos países, entre los que México levanta una bandera de violencia que esta noche dejó en el olvido y sueña que con el poder de su gente podrá convertirse esta etapa en una triste historia, sólo eso, una historia que llegó a su fin.

Reunidos sobre la cancha del estadio Omnilife los más de 6,000 atletas eran el estandarte de este país que pide cambiar, que intenta mostrarse como una nación que canta, que baila y que sonríe y festeja aún en la muerte, como lo ha hecho desde mucho antes de la conquista que cambió a un continente, y que convirtió decenas de dialectos indígenas en tres grandes lenguas, portugués, inglés y español, el idioma oficial esta noche en sus anunciadores y en su música.

Porque el desfile de delegaciones lo abrió Argentina, bailando al ritmo de Sirena de Sin Bandera y cerró con México, de Timbiriche, mientras la delegación de casa, la más numerosa de los Juegos, ponía de pie a todo un estadio que quizá no sabe que la meta azteca son 24 medallas de oro, pues el público veía una presea en cada uno de sus 640 seleccionados.

Esta gente que se entrega y que aplaudió a rabiar a los mexicanos, tampoco escatimó el aplauso para todas y cada una de las delegaciones, desde las más pequeñas como Antigua y Barbuda, con apenas ocho deportistas y otras tantas islas caribeñas que llegan más por la idea de estar presentes, que por regresar con su nombre inscrito en el medallero.

Un público tapatío que no mide ni distingue entre EEUU o Cuba, países que desde sus polos opuestos lucharán por el primero y el segundo lugar de los Juegos. Como tampoco marcó diferencia en su apoyo para Brasil y Canadá, que disputarán el tercer sitio en el medallero y dejarán a México luchando por su histórico quinto puesto.

Usualmente el desfile de naciones se alarga incluso por horas, pero esta noche todo funcionó como reloj. No hubo pérdida de tiempo mientras las delegaciones de iban acomodando en las sillas colocadas de manera circular rodeando el escenario.

Aunque fue más lo que tardaron en sentar a los atletas, que éstos en perder su posición, para correr la cabecera poniente del estadio y poder ver de cerca a Maná, orgullo jalisciense quien lleva su Lluvia de Esperanza por el mundo y no merma su ánimo pese a cantarle a unos Labios Compartidos que identifican a más de uno.

Una ceremonia marcada por la idea de tener mejores generaciones, a las que cantó Eugenia León el Sigue tus Sueños, mientras en el centro del escenario se desplegó una enorme pantalla redonda, proyectando imágenes en colores brillantes.

No cabe duda que Guadalajara es una ciudad noble, que reconoce y aplaude incluso a un Mario Vázquez Raña quien en su discurso le puso 160 mil días a la espera y les dio la bienvenida a los décimos Juegos no los XVI que esta noche se pusieron en marcha.

Jalisco puede presumir al mundo que en su estadio se reconoce a sus autoridades, pues incluso el gobernador Emilio González escuchó cómo se coreaba su nombre. Y no sólo él, pues también se coreó el nombre del presidente Felipe Calderón, quien hace hace cuatro meses acudió a la final del Mundial Sub-17 de FIFA en el estadio Azteca y ni siquiera se anunció su presencia en el sonido local.

Pero esta noche de fiesta no importaba corear sino seguir una fiesta prendida de colores que encendían en la tribuna al ritmo del Colectivo Nortec y su música electrónica que tuvieron quizá el momento más emotivo poniendo a participar a cada uno de los que estaban presentes, dándoles la pauta para encender sus lámparas de colores.

Una inauguración que dejará huella con un Piensa en mí interpretado por la oaxaqueña Lila Downs. O el Bésame mucho de Consuelito Velázquez acompañado por el tenor José Luis Duval y la soprano Olivia Gorra, magníficos representantes de la música mexicana.

Los Panamericanos son mucho más que México. Son el festejo de un continente que también tiene figuras que brillan en el mundo, como el colombiano Juanes, quien lo mismo cantó en Sudáfrica 2010, que se presentó esta noche haciendo un llamado porque "es tiempo de cambiar" y de terminar con rencores y odios. Porque canta recordando que "la libertad no tiene propiedad", mientras a su espalda enormes mariposas blancas se desplegaban en un vistoso performance.

Una ceremonia que horas antes ya había desvelado su mayor secreto, el que en otros eventos se guarda celosamente pero aquí se hizo público, al anunciar que la clavadista mexicana Paola Espinosa sería la encargada de encender un pequeño pebetero que surgió en el centro de la cancha, pero fue sólo una mecha para prender 20 enormes antorchas en la parte más alta del estadio y que se fueron apagando una a una hasta dejar una sola en la cabecera este, una enorme llama que se aprecia a muchos kilómetros de distancia y que arderá hasta la noche del 30 de octubre.

El cierre con otro Fernández, el Potrillo Alejandro que recibió el aplauso pero en realidad su presencia sólo servía para acompañar la salida de la gente y los atletas que esta noche pusieron en marcha unos Juegos Panamericanos que al menos con su ceremonia de inauguración ya pusieron muy alto el nivel del medallero.