Texto y fotos: Iván Soca
Desde hoy un barrio de la Habana tiene una plaza remozada que se llamara Ojalá, en homenaje a esa canción y al trovador insigne de Cuba.
La Güinera, una localidad ubicada en Arroyo Naranjo, La Habana, fue el lugar escogido por Silvio Rodríguez para un concierto de domingo que estuvo marcado por la entrada de un frente frio, grandes nubarrones y viento invernal del norte.
Me hizo recordar por instantes aquel concierto que el trovador de Ojalá regalara delante de la escalinata universitaria que fue azotado por la lluvia más feroz y que por su estirpe de necio Silvio no suspendió y más bien alargó regalándoles a sus seguidores numerosos temas fuera de programa. Y bien, este concierto de hoy en la Güinera se asemeja a aquel, solo que han pasado años y también canciones de distancia.
Abre la presentación el maestro argentino de la guitarra Víctor Peregrini que interpretó "Un día de noviembre" del maestro Leo Brouwer y Alfonsina y el mar. Seguido aparece el Trío Trovarroco, todo un lujo integrado por Rachid López (guitarra), Maikel Elizarde (tres) y César Bacaró (bajo) que, junto al percusionista Oliver Valdés y la flautista Niurka González, se encargaron de acompañar a Silvio en las 16 canciones que estremecieron al público y a la turbulenta tarde, comenzando con Canción de la trova, seguida de Oleo de mujer con sombrero, El papalote, Escaramujo y la Canción del elegido. Un momento para que Silvio deje la plaza por unos minutos para que el joven trovador Eduardo Sosa haga entrega de una donación de libros enviada por el Centro Pablo de la Torriente Brau, el Instituto Cubano del Libro y la propia oficina de Silvio Rodriguez, y seguidamente regale algunos temas de su autoría. Luego regresa nuevamente la artillería para seguir con La era, Pioneros, El reparador de sueños, El necio, Días y flores, El mayor, y para el cierre con Ojalá.
Está claro que Silvio es un hombre querido y seguido porque así se vio durante todo el concierto en los jóvenes, viejos y niños que cantaban sus canciones y le pedían otras, pero... ¿la lluvia? La lluvia esta vez esperó y no quiso contraponerse al trovador...
Ahora que escribo esta nota llueve...
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