Vidas de luz y sal
Para llegar hay que subir una serpenteante ruta hasta poco más de 4200 metros de altura sobre el nivel del mar y luego, cuesta abajo, en el medio de la nada, aparece el inmenso desierto blanco y azul. Yo, en honor a la verdad, llegué como uno más de los forasteros que a diario visitan las Salinas Grandes de Jujuy, en el norte argentino, límite con Chile.
Consideradas las terceras mas grandes del mundo después del salar de Uyuni en Bolivia y el salar de Arizaro en Salta, en estas extenciones de sal a cielo abierto, trabajan varias cooperativas. Extraen el producto formando unas piscinas de 30 centímetros de profundidad a pico y pala.
Ganan entre 600 y 700 pesos (poco menos de 200 dollares). Terminan agotados y quemados de la luz que va curtiendo, en tiempo breve, la piel y sus vidas a pesar de estar totalmente cubiertos con lo que encuentren a mano. Aprovechan otras formas de ingreso como tallar figuras que venden a los curiosos, o algunos pesos que intrusos turistas, llenos de crema antisolar y como fetiche de recuerdo, le dan por hacerse una foto junto a ellos.
Que experiencia KO, Felicidades
Espectacular el fotorreportaje, es denigrante la forma de explotación moderna a estas personas en medio de tanta sociedad "civilizada y desarrollada"
Saludos a todos
excelente trabajo, me gustaron mucho las fotos. desde que lei que extraian la sal a pico y pala comprendi el nivel de explotacion a que son sometidos estos hombres. felicidades kalo.