Los calores en Cuba ya están dando de qué hablar. Y un helado puede refrescarnos momentáneamente la rutina diaria.
En estos días mientras observaba a la gente en diferentes partes de la ciudad saborear uno, dos, tres... helados, olvidaba las altas temperaturas y recordaba una de las escenas de famosa película cubana Fresa y chocolate, de Tomás Gutiérrez Alea y Juan Carlos Tabío.
Basado en el cuento El lobo, el bosque y el hombre nuevo del escritor cubano Senel Paz, el filme narra la historia de David (encarnado por el actor Vladimir Cruz) y Diego (defendido por Jorge Perugorría). El primero es un joven universitario, heterosexual, que ama a la Revolución y odia, en principio, a los homosexuales. Por su parte Diego es un homosexual que idolatra a Cuba y su cultura, pero que a su vez, ha sido incomprendido por sus preferencias sexuales. El largometraje refleja el nacimiento y desarrollo de la amistad entre Diego y David, por encima de la intolerancia y los prejuicios.
Y, a estas alturas, ustedes se preguntarán qué tiene que ver el calor, el helado, la película y este fotorreportaje.
Diego y David se conocen en una mesa de la heladería Coppelia. El primero toma helado de fresa y el segundo de chocolate. Coqueto, sin haber intercambiado palabra alguna, Diego le dice a David:
«¡Uuy... (toma la fresa con la cuchara), hoy es mi día de suerte: encuentro maravillas!
Así que tomando estas fotos recordaba la escena de Fresa y chocolate, una de mis películas favoritas.
