Embriagado de esa sensibilidad con la cual vivieron nuestros grandes trovadores de principios del siglo XX, el amigo 10k ha reunido estampas de cubanas hermosas a las que atavió con una palabra común: Longina.
De pronto nos ha hecho recordar a nuestro Manuel Corona, uno de los grandes de la trova tradicional, quien prendado de la belleza de Longina O'Farrill creó una pieza musical que trascendió todos los tiempos y es valorada como joya clásica del cancionero romántico de Cuba.
10k anduvo calles de la Isla tras el misterioso lenguaje de ciertos ojos, buscando discretamente ciertas curvas que, como dijera Corona, despiertan ilusión. Y en honor a la verdad, hay que decir que atrapó a más de un longina: las hay que parecen estar posando para el mejor de los pintores; las hay ágiles, que parecen flotar a pesar de la fuerza de gravedad; y las hay serenas, bien plantadas, evocadoras de nuestra gitana tropical, ese rostro símbolo creado por Víctor Manuel como prueba de nuestro mestizaje y sensualidad sin réplica posible.
Solo deseo confesar -cubana al fin- que detrás de tantos cuerpos orlados de bellezas, de tanto rostro angelical, andar señoril y otros inolvidables piropos dibujados para la eternidad por Manuel Corona en su canción, habita un mundo que 10K conoce y admira, pero que su lente no puede darnos: el cosmos de la inteligencia, la perseverancia e intuición de las nacidas en esta Isla, para quienes la belleza es un ingrediente legítimo, uno más, acaso una puerta de múltiples formas para acceder a linduras y combinaciones más hondas.
