Locura azul (+ Fotos)

El deporte es un asunto pasional, sin dudas une a aquellos en los lugares más distantes y saca lo mejor y a veces lo peor de los más insignificantes. Cuba para nada está exenta de esto.

Si haber sido neocolonia de los Estados Unidos significó algo, o dejó alguna huella, fue sin dudas en la pelota cubana.

Ayer fue la gran final del campeonato Nacional. Un equipo del este contra otro del oeste, ambos los ganadores de los play-offs, Industriales de La Habana contra Villa Clara de Villa Clara. Azul contra Naranja.

Durante dos semanas, todo lo que se oía en la oficina era “¡Ruge León!” cuando cualquiera a favor de Industriales y de sus azules quería que se supieran de su fervor. Pequeños leoncitos de peluche tomando jugo de “naranja". Aparecían por los pasillos, y todo lo que me pasaba por la cabeza era “¿pero esto no es un lugar de trabajo? ¿Qué es esta locura que si verde, que si rojo, que si azul o Rosado? Y de paso, ¿de donde salió el León?”

La pasión ha sido enloquecida. La gente anda por las calles con marcas discretas y a veces no tan discretas de su equipo favorito. La Habana es sin dudas una de las más apasionadas y más odiadas. Para aquellos que son nativos de la Capital generalmente apoyar a sus Leones azules – sigo sin entender lo del León – va con el terreno. Aparecen carteles donde quiera, carros que eran beige ayer hoy amanecen azul cobalto, la “I” de industriales decora los laterales de edificios, pobre de aquel que dude de la fuerza de “¡La marea Azul!”

Sin embargo, muchos de los que siguen la pelota en esta ciudad debido a que no son oriundos de la Capital (no olvidemos que la “inmigración” hacia la capital es parte de la rutina de las naciones del tercer mundo) tratan de mantener sus pasiones en silencio y si no le van a la Capital simplemente dan la callada por respuesta. Pero los hay como mis vecinos que casualmente provienen de una de las provincias más orientales de la isla, y uno de los rivales históricos de Industriales que respaldan a cualquier equipo en la Final con tal de que no sea la Capital.

El juego de anoche pasará a la historia como uno de los mejores en los campeonatos nacionales. Un principiante de 19 años, el pitcher Joan Socarrás sirvió para recordarle a buena parte de la afición que Germán Mesa no fue solo un extraordinario torpedero, sino que también es un excelente manager de equipo. Alexander Malleta botándola del parque en el 6to y Stayler Hernández impulsando dos en el décimo para romper el empate y finalizando el juego a las 2 de la mañana 7 a 5 sin dudas dejándole saber a todos quien manda y quien ruge mejor (sigo sin entender el po rqué del León…).

Recibimiento en Ciudad de La Habana del equipo Industriales