Luego de tanto tiempo y gestiones René Pérez (Residente), líder junto a Eduardo Cabrera (Visitante) de la popular banda Calle 13, estallaron con su música en la Isla y pusieron a bailar a 200 mil cubanas y cubanos este martes en la Tribuna antiimperialista José Martí .
"¡Brincando, Cuba! ¡Vamos a demostrarle al mundo que Cuba está viva!
¡Brincando, Cuba!", animó Residente apenas entro a escena. Y las personas congregadas en la histórica plaza corearon cada tema y bailaron hasta el anochecer.
De seguro ya se han enterado de cada detalle de lo sucedido en el concierto. Sin embargo - como deben imaginar - yo prefiero contar mi versión en fotografías. Pero antes permítanme compartir cómo conocí del trabajo de esta banda boricua.
Fue en una helada noche del pasado enero en Santa Clara que, gracias al colega y amigo Joaquín Borges-Triana, autor del primer trabajo doctoral en Cuba sobre la llamada música popular urbana, me puse al corriente sobre el entramado social de las letras y el sello sonoro, combinando instrumentos y ritmos latinoamericanos, de estos puertorriqueños que mezcla el reggaetón, el hip-hop, el rap, entre otros géneros.
A Calle 13 solo lo conocía por colaboraciones con otros músicos de los que sí soy fiel seguidor. Tal es el caso del panameño Rubén Blades; Vicentico, argentino y exvocalista de Los Fabulosos Cadillacs; y la inmensa Mercedes Sosa. Por cierto, con la negra Residente interviene en el último fonograma publicado por esta mítica artista antes de fallecer, en el 2009. Me refiero al álbum doble Cantora, en el tema Canción para un niño en la calle. Una joya donde René propone versos como los siguientes: Yo soy un elemento más del paisaje/ los residuos de la calle son mi camuflaje/ como algo que existe/ que parece de mentira, algo sin vida/ pero que respira.
Confieso que luego de echar mi pasillito al aire este martes en la tribuna y escuchar con detenimiento, reconozco la autenticidad, la alta calidad de la propuesta y el paradigma de resistencia cultural que representa hoy Calle 13. Al mismo tiempo, es de admirar cómo Residente y Visitante se cuelan, desafían y se imponen -sin hacer concesiones- en medio de trasnacionales seudoculturales que discriminan y moldean a su antojo nuestro presente.
Y ahora... ¡A bailar con las instantáneas!
